Capitulo 14

2.8K 291 70
                                    

Su plan había funcionado, se había podido escapar del cuarto de hotel antes de que Carlos regresara, evitando otro momento incómodo entre ambos.

Ahora mismo se encontraba en el aeropuerto, observando los vuelos disponibles que había, si, quería escapar, regresar a Mónaco, pero el destino no parecía querer colaborar con ello.

Claro que había sido relativamente fácil abandonar el hermoso pueblo para volver a Zúrich, un viaje en tren de 1 hora y 20 minutos, bastante reflexivo a su parecer, había bastado.

Y por supuesto, también le había servido para darse cuenta que en realidad había sido un poco, no, muy dramático con toda la situación y ahora mismo estaba muy avergonzado, lo sufiente como para no regresar al hotel, a pesar de saber que tampoco podía irse a Mónaco, no ese día al menos.

Estaba sentado ahí, en los fríos asientos del aeropuerto, solo mirando los horarios de vuelo, mientras comía un asqueroso sándwich frío, pensando en cual sería el mejor lugar para escapar.

¿Tal vez Alemania? Estaba cerca, un par de horas y estaría en Múnich, ¿o quizás Liechtenstein? Seguro que sería bonito, sonrió divertido con sus pensamientos, hace unos días no quería ni salir de su casa y ahora pensaba a donde viajar para escapar.

Suspiró, lo dejaría a la suerte, no tenía mucho que perder en realidad, nadie lo esperaba en casa, podía tomarse otras vacaciones, pero esta vez solo, para aclarar ideas y borrar la vergüenza de su anterior berrinche, antes de poder volver a ver a los ojos a Carlos.

— Buenos dias quiero un boleto, al vuelo que salga mas pronto. — sonrió hacia la chica.

— Por supuesto, tenemos uno a Madrid en 20 minutos. — sonrió la mujer. — ¿Ese le parece bien?

— ¿Madrid? — preguntó para si mismo, su suerte era una mierda.

Suspiró, haciéndose una nota mental de no volver a dejar nada a la suerte, no sabiendo que la suya era pésima.

— ¿Señor? ¿Madrid está bien? Están por abordar. — le informó.

— Si, Madrid está bien. — asintió, lo único que quería, era salir de ahí.






•~•~








— ¿Y sabes que es lo que mas me molesta? Que yo sabía que él era así, que solo buscaba acostarse conmigo y ya, pero aun así me dejé llevar. — suspiró frustrado.

— Venga hombre, que seguro no ha querido solo un acoston contigo, que te ha regalado una lampara de luna, esas cosas si que son monas. — respondió la joven con una sonrisa.

Charles estuvo en cierto modo de acuerdo con la chica, dandole un punto a su favor.

— Pero el le ha dicho a su amigo que el no involucra los sentimientos, que yo era lindo, pero que obviamente no estaba enamorado. — señaló.

— Pues entonces si que es todo un cabron ese tio. — la mujer se encogió de hombros. — Pero no te preocupes, en Madrid encontraras tios igual o mas buenos que el, que a veces solo necesitamos un revolcon para que las ideas se organicen.

— No, un revolcon me trajo a esto. — negó.

Suspiró, acomodándose mejor en su asiento, mientras pensaba en todo, ¿como es que le estaba contando su vida a una completa desconocida en un avión?

— Deja de negarte a los placeres de la vida. — rió la joven, ambos habian estado bebiendo el vino que las sobrecargos les ofrecían. — Relajate y disfruta un poco Charles, quizás eso es lo que necesitas.

— Alexia, enserio no creo que eso sea una buena idea. — negó. — Por si no se nota, tengo el corazón roto solo por relajarme.

— ¿Sabes cual es tu problema guapo? — lo miró. — Que estas todo el tiempo pensando en lo que podría suceder, no en lo que está pasando en el presente, vamos, sacudete todas esas ideas y pasalo bien, por lo que me has contado, el chico es un monisimo, pues aprovecha.

— Y si...

— Deja esa ridícula expresión, sacala de tu mente y concentrate en lo bueno. — le guiñó un ojo. — Solo tenemos una vida Charles, es nuestro deber disfrutarla.

— Creo que el alcohol ya me subió a la cabeza, porque comenzo a considerar que tienes razón. — sonrió.

Su conversación se vio interrumpida cuando el proceso de aterrizaje comenzó y recibieron indicaciones de las sobrecargos.

Ambos se despidieron al bajar del avion, lo suficientemente ebrios como para abrazarse, como si se conocieran desde hace años.

— Alex, ¿me prometes no vender esta historia a la prensa? — Charles la miró a los ojos.

— Me lo pensaré si me envias un par de boletos para el Gran Premio de Barcelona. — le guiñó un ojo, soltando una carcajada. — Adiós Charlie.

El monegasco sonrió divertido con la broma, mientras su cerebro, atontado por el alcohol, despertaba al fin, ¿era una broma cierto? Ella no hablaba enserio...

Negó para si mismo, seguro que era una broma.

Se relajo cuando abandonó el aeropuerto, pidiendole al chofer del taxi que lo llevara a un hotel en el centro de la ciudad. Al llegar rentó una habitación y se dispuso a dormir, aun tenia alcohol en su sistema y la resaca de las malas desiciones que habia tomado.

No supo en realidad cuanto durmió, pero el molesto sonido de su celular lo despertó y tomándolo aun con los ojos cerrados, contestó.

— ¿Donde mierda estas Charles? — fue lo primero que escuchó.

— De vacaciones Pierre. — respondió con tranquilidad. — ¿Que ocurre?

— ¿Que ocurre? ¿Es enserio? — murmuró molesto. — Llevo horas tratando de comunicarme contigo, ¿por qué no respondias?

— Estaba dormido chéri, tenía resaca. — se excusó.

— ¿No se supone que tu ya no bebes? — preguntó el otro. — Además, ¿donde estas? Carlos regresó a Mónaco y me llamó porque dijo que tu no respondías sus llamadas y que te habías marchado diciendo que volvías aquí.

— Si bueno, era el plan inicial, pero no había vuelos. — talló su cara. — Así que estoy tomandome unas vacaciones de las vacaciones en Suiza.

— ¿Te golpeaste la cabeza? — Pierre preguntó confundido. — ¿Donde estas?

— En Madrid, pero no se lo digas a Carlos, ni a mi madre porque ella va a contarselo, ni a Arthur porque es un traidor, mejor no se lo digas a nadie. — señaló con conformidad.

— ¿Paso algo que quieras contarme? — preguntó con suavidad.

— Mmm si, me enamoré de la forma mas estúpida del mundo, pero estoy trabajando en ello, de hecho ahora mismo me voy a embriagar en un bar. — soltó divertido, notando como el francés no reía de su mal chiste. — Estoy bien Pierre, solo es una decepción amorosa, estaré en Mónaco en unos días, cuando me sienta listo para volver a hablar con Carlos sin sentir que las piernas me tiemblan con su presencia.

— ¿Seguro? ¿No prefieres que vaya? — preguntó preocupado.

— No, todo está bien, prometo estar en contacto, adios. — y con eso colgó, suspirando al ver la hora, 10 de la noche, mientras veía las llamadas perdidas y mensajes de Carlos.

Enviado por el diablo (caí en tentación);

Necesito hablarte Charles, ¿llamame si? O al menos, responde mis llamadas...

Si, tal vez la idea de embriagarse en un bar no era tan mala...



¡Gracias por leer!❤

Chequito ganó bandita ✨

¿Que quieres de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora