Capitulo 15

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— ¿De donde eres guapo? ¿De aquí?

— No, solo estoy de vacaciones, vengo de Mónaco. — respondió animado.

— ¿Y que es lo que mas te gusta de España hasta ahora? — el chico a su lado preguntó, mostrándole una sonrisa coqueta.

— Mmm dejame pensarlo. — sonrió divertido, siguiendole el juego.

Debía admitir que para ese punto si estaba muy alcoholizado, mas de lo que había planeado, pero no importaba, se la estaba pasando bien con ese chico que se había pegado a el desde que entró al bar.

— Carlos. — respondió al fin, riendo. — Si, él es lo que mas me gusta de España.

— Eres muy guapo, ¿ya te lo habían dicho antes? Un completo encanto. — murmuró al verlo reír, acercandose cada vez mas.

— ¿Todos los españoles coquetean de la misma manera? — preguntó riendo, tomando mas de esa extraña bebida azul que el chico le había invitado.

— ¿Charles? — una voz interrumpió las claras intenciones que tenia el chico de besarlo.

— Hola Ana. — murmuró de forma tímida, ¿por qué le pasaban esas cosas a el? De todos los que pedían haberlo visto, ¿enserio tenía que ser la hermana del español?

— ¿Qué haces aquí? — sonrió, mirando de mala manera al otro hombre. — Creí que estabas de viaje con Carlos.

— Ups, es que escapé. — rió, haciendo una mueca graciosa, para despues abrazarla. — Pero me encanta verte, estas muy guapa.

— ¿Y quien eres tu? — el chico se entrometió.

— La hermana de su novio. — respondió molesta, notando como Charles no los estaba escuchando, al contrario, estaba hablando con el barista para pedirle otro trago. — Ahora pierdete idiota.

El hombre solo levantó las manos en señal de rendición, levantandose del asiento y guiñándole un ojo al monegasco, antes de alejarse.

— ¿Por qué se ha ido? — Charles hizo un pequeño puchero. — Esto estaba siendo divertido...

— Dijo que debía volver con sus amigos. — la chica mintió. — ¿Por qué no vienes conmigo? Allá está Blanca también...

— No quiero molestar, en realidad creo que es momento de ir al hotel. — se levantó del taburete, tambaleándose un poco.

— ¿Que tal si te llevo? No quiero que te pierdas. — sonrió la chica. — Esparame un momento, le avisaré a Blanca.

Charles quiso negarse, pero antes de pider hacerlo, la chica ya se había ido, dejándolo con la palabra en la boca.

Ana y Blanca acompañaron al monegasco hasta su hotel, mientras conversaban y reían por la nueva faceta que Charles les mostraba, una conpletamente desinhibida y de la que seguramente se avergonzaría en otras circunstancias.

— Y Suiza en realidad fue bueno, también el tiempo con Carlos, lo conocí mejor en esos días. — terminó de decir el ojiverde.

— Ya ve, me imagino cuanto lo conociste. — Ana soltó burlona. — ¿Este es tu hotel?

— Oh, mira esto, ya llegamos. — rió el chico. — Eso fue rápido, ¿como lo hicimos?

— Caminamos Charles. — Blanca estaba completamente divertida con todo eso. — ¿Tienes tu llave?

— Si, habitación 510, el ultimo piso. — rió, haciendo una seña extraña. — ¿Las acompaño a casa?

— Yo creo que no. — negó Ana con una sonrisa. — Mejor te llevamos a tu habitación, nos aseguramos que te acuestes y mañana te buscamos para desayunar juntos.

— Me parece un buen plan. — asintió de acuerdo.

Y así lo hicieron, las chicas lo llevaron hasta su habitación, le dieron un poco de leche y lo acostaron a dormir, antes de salir del hotel y regresar a su casa.

Ana tomó su celular, ante la curiosa mirada de Blanca.

— ¿A quien llamas? — preguntó su hermana mayor.

— A Carlos, voy a decirle que encontramos a su príncipe. — rió la chica, esuchando los tonos de llamada.

— Hey. — la voz de Carlos se esuchó.

— ¿Donde estas ahora? — Ana preguntó.

— Aterrizando en Madrid. — informó el. — ¿Que ocurre?

— A que no adivinas a quien encontramos en un bar, con un tipo a punto de comerle la boca. — la chica rió.

— ¿Estan con Charles? — la voz del mayor se escuchaba confundida y con un grado de molestía.

— Estabamos, se fue con ese tipo a su hotel. — mintió. — Pero no te preocupes hermanito, sabemos donde se hospeda...

— Mandame la ubicación, voy para allá. — colgó, dejando saber que estaba completamente furioso.

— Le mentiste. — Blanca la observó con curiosidad. — ¿Por qué?

— Carlos no tenia idea de los sentimientos que tiene por Charles, con celos de por medio iba a ser mas facil que lo aceptara. — se encogió de hombros, enviándole la ubicación y dejandole un mensaje con el número de habitación. — Vamonos a casa...

— Creo que esto es un error, pero te culparé si todo sale mal. — Blanca sonrió, mientras ambas se alejaban del hotel.





•~•~






No, Charles no podía haberse ido con un tipo que conoció en un bar, el no era de ese tipo, no podía haberlo hecho.

Carlos negaba, mientras el conductor del taxi lo llevaba hasta el hotel, ¿y que haría si era cierto? Sabía que Charles y el no eran nada, el no tenía que darle explicaciones, pero claro que las quería, porque esa mañana habían estado en Suiza, enrollados en una cama, el no podía olvidarlo tan facil, se negaba a creer eso.

El taxi se detuvo frente al lujoso hotel y Carlos entró rapidamente a recepción.

— Buenas noches señorita. — sonrió de forma encantadora, pensando en una excusa para que lo dejara entrar a la habitación de Charles. — Eh, mi esposo está hospedado en la habitación 510, ¿sabe si puede darme llave para entrar o puede llamarlo?

— ¿Su esposo? — la mujer lo miró con duda. — ¿Como se que no miente?

— No tengo mi certificado de matrimonio conmigo ahora mismo, pero puede llamarlo, el le confirmará lo que digo. — sonrió incomodo, mientras la mujer asentía y tomaba el teléfono, sin tener exito alguno.

— No responde. — informó.

— Mire señorita, la verdad es que necesito verlo, ¿puede hacer algo por mi? — la miró de forma coqueta, utilizando todo su encanto. — Por favor linda, se que puedes ayudarme.

— Está bien señor, esta es la llave. — la mujer le entregó la tarjeta, pidiendole a un chico que llevara sus maletas y lo acompañara hasta la habitación.

Los segundos en el ascensor le parecían eternos al español, quien solo miraba a su alrededor impaciente, ¿y si Charles si había estado con alguien mas? ¿Y si todavía estaban juntos? El mero pensamiento le revolvió el estómago, no quería ser testigo de ello.

El ascensor se detuvo en el ultimo piso y Carlos le pidió al hombre que dejara su maleta en el suelo, que ya se encargaría el de lo demás.

Lo observó irse mientras pensaba en lo que haría, no quería invadir la privacidad de Charles, ni mucho menos tener imagenes desagradables de el con alguien mas, no, eso sería desastrozo para su corazón.

Tomó un par de respiros, notando su celular sonar con un mensaje de Pierre, preguntandole si ya lo había encontrado, pero lo ignoró y tocó la puerta, era la hora de la verdad, el momento para saber si había perdido a Charles para siempre.






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