7

248 24 9
                                    

Especial: Di Maria x Messi

Y si hablamos de amor del bueno es necesario hablar sobre Ángel y Leo. Su amor es tan sano, tan simple y tan puro, algo que simplemente es característico en ellos dos. Tienen una conexión que es inigualable, desde que se conocieron en 2008 nada ha sido obstáculo en su gran relación, ya fuera de amistad o amorosa.

Pero claro, no todo era color de rosa, claramente tenían discusiones, aunque por lo general no era algo que pasara del día, a ninguno de los dos le gustaba irse a dormir mientras estaba molesto con el otro. Por lo general estás discusiones se basaban en qué; muchas veces ninguno tenía tiempo para el otro, y les dolía estar distanciados. También eran iniciadas por celos, porque aunque no lo parezca, cuando se trata de su pareja ambos son celosos, pero más que nada Lionel, a pesar de tener esa cara de persona pacífica que busca el bien; Leo era demasiado celoso a veces, con sus hijos, con sus amigos, pero sobre todo con su esposo.

A Messi le desagradaba completamente cuando alguien se acercaba de manera innecesaria y además intencional a su Ángel, cuando habían abrazos de más, o miraditas, incluso besos en la mejilla encubiertos en la "euforia" de festejar algún gol del centrocampista. Claramente aunque no lo parezca Leo era muy atento con eso, no era enfermo de los celos, pero le gustaba observar a su marido de manera disimulada todo el día, y por este mismo hobby se daba cuenta cuando alguien le tiraba onda, y una de esas personas era Giovanni Lo Celso.

El capitán quería al menor, solo que le era de más dificultad,a diferencia de como quería a Julián o Paredes por ejemplo.
Él podía notar como muchas veces se había acercado a Di Maria, y este claramente, como siempre, no se daba cuenta, no porque fuese tonto, sino porque está "en un cumple" como diría el mencionado. Cada vez que eso pasaba al 10 de la selección le hervía la sangre, y este día no era la excepción.

Luego del desayuno el matrimonio Messi-Di Maria había vuelto a su habitación, allí Ángel se puso su ropa de entrenamiento mientras su marido lo esperaba sentado en su cama, para luego ir ambos hasta el gimnasio y luego a la cancha, donde de manera sorpresiva el "tercero" en el asunto celos, se presentó y le pidió a Ángel hacer pareja con él, para los ejercicios que les había dado Aimar. Claramente el mayor acepto de manera amigable sin darse cuentas de las intenciones del otro.

Mientras hacía los ejercicios de la mano de Leandro Paredes observaba de manera casi asesina a su Ángel con ese pibe, le daba bronca la manera en la que el menor tocaba el hombro de su chico cuando este hacia un chiste, le saltaba la vena del cuello cuando de manera descarada Lo Celso se le insinuaba. Y todo esto no paso desapercibido por el número cinco de la selección, ya que los pases de su capitán eran cada vez más agresivos, parecía que en lugar de acariciar la pelota la estaba matando. Leandro ya tenía miedo de esta situación, aunque claramente comprendía al mayor, él mismo era muy celoso cuando se trataba de su Ney, pero Paredes admitía que él realmente no se controlaba con los celos, a él no le importa pelear con alguien que se le insinúe a su esposo, muy contrario a su capitán de selección, el cual parece guardarse todo.

Pensando en todo esto se le ocurrió una idea, la cual en un pequeño acercamiento que tuvo con el 10 se la comentó, el mayor no estaba muy convencido pero al ver cómo Giovanni se colgaba de los hombros de su esposo explotó y acepto aquel extraño pero buen plan que vino de parte del ex boca.

–Eu pero fuera de joda, sos muy lindo capi.– Sonrió Paredes mientras hablaba en voz alta en un pequeño silencio que se formó en la cancha, por supuesto claro que el tono que utilizo fue lo suficientemente fuerte como para que Di Maria logré escuchar con claridad.

–Ay Gracias, pero si de lindos hablamos no te quedas atrás che, sos muy pero muy fachero pendejo.– Rió un poco, y era momento de una pequeña pausa, la cual el mayor aprovecho para acercarse a Leandro y golpear levemente su brazo mientras se miraban fijo a los ojos, más que con cariño, con complicidad disfrazada.

–Me gusta tu pelo, se nota muy suave.– Dijo el más alto acariciándole el pelo, a esta altura ya ambos tenían la mirada asesina del once encima, la tensión que se había formado era tanta que la podías cortar hasta con un cúter.

–A mí me gustan tus ojos.– Ambos se sonrieron disfrazando esa complicidad de un cariño, que aunque fuese genuino, no era de la manera en la que lo actuaban, ya que de la manera que se estaban viendo parecía que estuviesen enamorados, cuando realmente el cariño que se tienen ambos es simplemente como el de un padre a un hijo, ya que Leandro admira profundamente al mayor, su trabajo, su personalidad, su vida, simplemente Lionel Messi, fue, es y será para siempre su ídolo.

Luego de aquellos raros momentos que vivieron el entrenamiento acabó, cada uno fue a su habitación, solo que Leo no iba solo, iba acompañado del ex Xeneize que, a los ojos de Ángel, parecía no querer apartarse de su esposo, lo cual le picaba de una manera espléndida. Al llegar a la habitación, Lean se despidio, le dijo algo al oído a su capitán para después guiñarle y verse con complicidad riendo de la misma manera mientras se marchaba rumbo a su habitación.

Al entrar al cuarto, primero Leo y después Di Maria, el mayor, luego de cerrar la puerta se encargó de encerrar a su esposo entre su cuerpo y la pared, colocando ambas manos en la misma al lado de la cabeza del más pequeño.

–¿Se puede saber por qué mierda estabas tan pegajoso con Leandro hoy?– La pulga podía verlo en sus ojos, estaba ardiendo en celos. Muy rara vez Ángel insultaba cuando discutían, por lo general trataban ambos de mantener la calma y hablar de manera racional, pero hoy no era así, había un fuego en los ojos de Ángel, un incendio provocado por la ira de los celos, y eso a Leo le gustaba, porque por primera vez su esposo sentía aquello que por bastante tiempo, él estuvo sintiendo cuando este se acercaba a Lo Celso.

–Quizas porque vos lo estabas con Giovanni.– Y ahí fue donde el fuego se apagó, Ángel entendió, su cara de enojo paso a una de confusión mientras sus ojos se dirijan hacia el derecho y el izquierdo de su esposo, intentando comprender que era lo que estaba sucediendo. Leo lo miraba con angustia, él realmente fue inseguro bastante tiempo, hasta que su anterior pareja; Antonella Roccuzzo, le demostró que él era suficiente y luego Ángel llego a su vida para confirmarlo. Pero ahora, todas esas dudas y esa inseguridad la cual creía muerta en él, estaban volviendo, se sentía mal, no, no se sentía mal, se sentía fatal.

Ángel sin pensarlo mucho más abrazo al más pequeño escondiendo su nariz en el hueco de su cuello, con tan solo una simple oración el mayor pudo entender que su gran amor sentía miedo, sentía inseguridad, y eso le lastimaba bastante, ya que junto a Anto estuvieron luchando demasiado para que su pequeño se deshaga de todas aquellas cosas que lo hacían sentirse insuficiente. Pero ahora que lo veía, podía tratarlo, podía ayudarlo, podría demostrarle cuánto lo amaba y deseaba. Ahora que Ángel sabía que estar cerca de Giovanni le hacía mal a su esposo podria cambiarlo, o por lo menos ponerle los límites al menor, porque si había algo que le desagradaba completamente en el mundo era hacerle daño a quien más amaba, a su gran gran amor.

–Te amo mí chiquito, y nada, absolutamente nada en este mundo va a cambiar eso.– Susurro mientras Leo suspiraba dejándose contener por ese abrazo mientras caían lentas y pequeñas lágrimas por sus mejillas mojando la camiseta albiceleste del mayor. –Sos más que suficiente, te juro que si me dieran a elegir entre el mundo y vos, definitivamente te elijo a vos, porque, de que me sirve tenerlo todo si me falta mí mundo, mí lugar seguro, lo que más amo en esta tierra.– El ex jugador del Real Madrid tomo el rostro de su universo entre sus manos para luego plantar un beso en el inicio de su coronilla, demostrando con ese simple gesto lo mucho que lo ama, y que lo desea. –Te amo, y amar no es un sentimiento, es una decisión, y yo todos los días me levanto decidiendo amarte, y ¿Cómo no voy a decidir eso? Si no existe nada aparte de vos y mis hijos que me haga feliz. Yo te elijo a vos todos los días, mí chascu.– Murmuró con amor para luego volver a abrazarlo y fundirse en aquel momento.

Todos aquellos malos pensamientos se desvanecían al estar en los brazos de quién ama, y para Leo no existe mejor sensación en el mundo que sentirse mucho más amado de lo que él cree que es capaz de amar.

Mí bella arañita (Mac Allister X Julián Álvarez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora