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Especial narrado por: Nahuel Molina

Nos encontrabamos en un jardín privado, algo así como una finca.
¿Por qué? Porque Ángel y Rodri se casan, sí, se casan, y para mí no es para nada raro, sobre todo considerando que poco les importa la ley y también considerando que son unos ansiosos de mierda que no pueden esperar a llegar a un país donde la homosexualidad es legal, obvio que no pueden esperar.
Así que ahí estaba, parado en el mini "escenario" que armaron para la boda, no porque yo me casará, sino porque me tocó ser el padrino de estos locos clandestinos.

Después de unos minutos de esperar, entro Rodri junto con su mamá, que lo dejo en el altar para esperar a Angelito Correa. Mientras esperábamos Rodri me miró nervioso, sé que es lo que se esconde debajo de ese traje ambicioso, sé que debajo de toda esa fachada de hombre inquebrantable simplemente se encuentran un Rodri nervioso y sumamente enamorado, ansioso por ver a la persona de sus sueños caminando hacia donde unirían sus vidas para siempre.

Cuando Ángel apareció en el campo visual no hubo nada que pueda detener la emoción de De Paul para empezar a llorar, como buen padrino que soy le pase un pañuelito mientras los miraba con orgullo, ojalá yo tuviera el valor de amar como lo hacen ellos. De manera ansiosa, desesperada, delicada, suave, pasional, y tan pero tan; bonita. Porque si, quienes hoy celebran su amor incluso frente a un gobierno homofóbico son quienes se aman de manera bonita, de esa manera tan valiente, tan perfecta.

Quien "ofició" la boda fue Scaloni, que si bien no estaba muy contento, con mucho rogar y con la ayuda también del equipo técnico lograron convencerlo. Una vez que ambos dijeron acepto... No hubo vuelta atrás, aunque no creo que se arrepientan de que no haya retorno.
Son dos locos apasionados el uno por el otro, y lo que menos les importa es si hay una vuelta al pasado, porque ninguno mira al pasado arrepintiendose de lo que hicieron o lo que no hicieron, ambos miran al futuro con ganas de progresar de la mano de quién aman.

Ojalá yo fuera así como ellos, sin ver tanto al pasado, sin lamentarme por lo que no fue, ojalá yo pudiera enfocarme en el ahora, en elegir que no me importa nada y darlo todo por quién amo, pero no puedo. Mis miedos e inseguridades me hunden, me arrastran hasta donde estoy atado, al pasado, a errores que cometí y que por miedo a las consecuencias no intento otra vez para ver si sale bien.

Después del beso de mis amigos, todo quedó sellado, no importaba la ley, no importaba el que pensarían los demás, no importaba si las cosas venían mal luego, eso no importaba para ellos. Ése era su momento, su pacto de amor en contra de cualquier cosa que pudiese pasar, y eso... Eso es amor verdadero, ese amor que todos buscamos, y que pocos encuentran.

Después de lo hermoso de la ceremonia, tocó el almuerzo, donde decidí sentarme con mis compañeros del Atleti, ya que hace rato que no los veo. En la mesa estaban, Morata, Samuel Lino, Depay, Giménez y... Grizzy, como no.

–¡Nahuu!– Me llamo Antoine mientras me envolvía en sus brazos con una emoción más expresiva de lo normal. –Te extrañe mí bonito Moli, ¿cómo estás? mucho mundial mucho mundial, pero te olvidas de tu amigo Anto.– Me tiró la oreja mientras sonreía y después me soltó para que nos sentemos, uno al lado del otro en la mesa.

–Ay perdonen chicos, pasa que entrenamos un montón, y cuando no entrenamos seguro estoy con los muchachos, perdón.– Hablé bajito, como siempre, no me gusta ser el centro de atención.

–Ah bueno, así que ahora nosotros ya no somos tus muchachos, está bien, así quedamos.– Habló Josema haciéndose el ofendido junto con Morata, Lino y Griezmann.

–¡Ay no! Ustedes no son mis muchachos, ustedes son mis chicos, mis amiguitos. Aparte que se hacen los ofendidos, los veo todos los días.– Me reí y los abrace, ellos dejaron de hacerce los difíciles y me correspondieron, menos Depay que miraba sin entender absolutamente nada.

Mí bella arañita (Mac Allister X Julián Álvarez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora