Ronald estaba sentado a la mesa, comiendo con aquellas personas que decían llevar su mismo apellido, le resultó extraño que a aquellas personas no recordaba haberlas visto jamás, y que aparecieran todas al mismo tiempo, justo cuando él había heredado la mansión.
"La carta" pensó. "La carta decía que me encontraría con personas de mi familia, y que todos querrían la mansión".
El se quedo pensando en esto y fue el último en terminar de comer, y cuando fue a la cocina vio que alguien lavaba los platos y decidió esperar para lavar el suyo, cuando aquella mujer se voltea.
-Descuida Ronald, puedes colocar tu plato- le dice con una voz dulce
Ronald colocó su plato y se iba sin prestarle atención a aquella mujer, cuando lo detiene su dulce voz.
-Mariam tiene razón te pareces mucho a tu padre
-Y tú ¿ cómo te llamas ?- le dice descortesmente, y viéndola con el rabillo del ojo
-Me llamo Esmi- le responde con una sonrisa, como si le alegrara que le fuese hablado- aunque también puedes decirme tía.
-Entonces, Esmi- se voltea y le da la cara, mirándola con una mirada penetrante-¿ tú también quieres mi mansión ?
-¿Qué?
-La carta de mi bisabuelo decía que todos la querían
-No descuida, ya he estado bastante en este lugar, yo solo vengo a quedarme un tiempo por lo del fin de año y que hay que estar con la familia, lo más probable es que me vaya dentro de unos meses. Oye ¿ya viste los pasadizos?- añade un poco susurrado
Ronald quedó boquiabierto, "¿ cómo sabía ella del pasadizo ?", era la oración más popular en su cabeza.
-Si- asintió- la del sótano
-¿ Solo esa ?
-¿ Hay más ?- preguntó sorprendido
-Descuida las encontrarás, pero entonces en ¿contraste el libro con nuestro apellido?
-Si
-Bueno deberías leerlo, te ayudará a saber más de la familia
Ronald, asintió con la cabeza y se fue para su cuarto, al entrar en este tuvo la extraña sensación de que alguien lo estaba viendo pero sin importarle saco el libro de debajo de las sábanas y se dispuso a leer.
-Elena Robinsonn...
Elena Robinsonn
Hace un tiempo, en este mismo lugar, existió un pueblo llamado Carrow. Aquí vivía la reina miranda y su esposo, el rey Ludwin, vivían una vida feliz; no había pobreza, ni guerras, ni violencia. Cuando la reina embarazó si tuvieron una que otra dificultad, especialmente porque el embarazo de la reina era muy riesgoso, y al enterarse de esto, el reino Luxengard los traicionó y empezó a atacar, porque sabía que con la reina enferma tenían la debilidad de que debían proteger a su heredero, pues sin rey, no hay reino.
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Los Robinsonn
AdventureTodo era, es y siempre será un misterio en el legado de Los Robinsonn