-Ronald al fin que te despiertas ten- dijo Jazmine pasándole unas luces de Navidad- cuélgalas afuera por favor
-¿Por qué están decorando?
-El fin de año
-¿Tan rápido?
-Si, esta noche ya pasaremos al otro año
Ronald hizo como su madre le había ordenado y colocó las luces en la entrada, toda su familia estaba decorando y preparándose para la gran fiesta, todos excepto Esther, quien se fue a comprarse ropa nueva, Ronald no había visto a Gabriel todavía, aunque tampoco quería verlo, y mucho menos después de lo que había escuchado horas antes, Ronald quería contarle a Esmeralda pero sabía que si le decía algo más de Gabriel se molestaría otra vez, y seguro esta vez no se la perdonaría. Pasó un tiempo y vio a Esmeralda, estaba recibiendo a Gabriel, y se dirigieron hacia él.
-Hola Ronald buenos días- Saluda Esmeralda
-Hola, hola Gabriel
-Gabriel, Ronald te tenía algo que decir- dijo mientras miraba a Ronald con malicia
-¿A si?- pregunta Gabriel extrañado
-Si- contestó Esmeralda por el
-Yo te quería pedir perdón, por todo lo que hice ayer- suspiró- ¿amigos?- le estira la mano
-Por supuesto que si- la estrechó con una sonrisa
-Bueno pues eso era todo, los dejo solos- dijo Ronald antes de retirarse para ir a caminar
Ronald iba camino al lago, no había vuelto desde lo que pasó con Esther, pero le habían quedado muchas preguntas sin respuestas; ¿ a donde llevarán esos túneles ?, ¿ que pasó con aquel hombre ? ¿ será que Esther solo finge que no pasó nada para hacerme quedar mal ? eran de las más nombradas en su cabeza. Cuando Ronald llegó al lago, su primera acción fue ir directamente a la choza, al pasadizo. Ronald iba tocando con sus manos cada una de las superficies que que veía, sentía el aire frío del invierno que entraba por las escaleras y olía un pésimo olor a humedad que no había percatado antes. Llegó hasta el cuarto donde vio a Esther siendo amenazada días antes, fue rememorando cada una de las situaciones, cada uno de los pasos que había dado ese día. Notó que la puerta por donde habían entrado Esmeralda y él, no era la primera puerta en realidad; había tres puertas antes de esa. Entró en aquel espacio blanco que le daba escalofríos y volvió al hueco en la pared, se sentó en el piso observándolo, pensando si debía colocar su reloj ahí o no.
En la Mansión Robinsonn ya todo estaba decorado, e invitaron a gente del pueblo a una gran fiesta, ya era tarde y Ronald no había vuelto, por lo que Jazmine empezó a preocuparse, preguntó a todas las personas si habían visto a Ronald pero todas contestaron lo mismo "No". La noche ya caía y el sol daba sus últimos resplandores en la mansión, y Ronald, no daba ni pista de existencia, una vez más Jazmine preguntó si no lo habían visto y volvieron a contestar lo mismo "No".
Ronald, todavía estaba tirado en ese piso cuando el gran reloj de la ciudad marcó las once y media de la noche, le sorprendió el haberlo escuchado, pues estando bajo tierra supuso que no oiría nada del exterior. Se levanta dispuesto a averiguar qué estaba pasando; se quitó el reloj con un poco de inseguridad, y tenía miedo de lo que podría pasarle; colocó el reloj en aquel agujero y se escuchó el ligero "clic" que había escuchado antes, giró el reloj y sintió que con el giraba su cabeza y sus sentimientos se revolvían. Al girar el reloj, de la pared salió un tipo de cajón que tenía dentro de sí un trozo de papel enrollado. Ronald, iba a agarrar ese pape, pero las voces de algunas personas que murmuraban en el pasillo, hicieron que sus impulsos no duraran mucho.
ESTÁS LEYENDO
Los Robinsonn
مغامرةTodo era, es y siempre será un misterio en el legado de Los Robinsonn