No aterrizó violentamente, no se golpeó contra otra barrera, solo estaba de nuevo ahí, como si tan solo hubiera pestañeado.
Para Antwan parecía casi toda una vida, pero en el mundo real, él sólo se había detenido un segundo con el hacha en la mano, con varios de los servidores ya rotos soltando chispas a su alrededor.
Estaba a mitad de destruirlo todo y casi estuvo a punto de cortar otra de las computadoras cuando sus brazos cortaron el movimiento. Antwan dejó caer el hacha horrorizado.
¿Si no hubiera conseguido detenerse, qué le habría pasado a Jumanji?
-¡Antwan, para! -gritó alguien detrás de él. Antwan giró sobre sus talones, casi perdiendo el equilibrio mientras Millie sostenía su móvil en alto, enseñándole una imagen de su videojuego mientras sonreía-. Se acabó.
Antwan miró la pantalla y no pudo sentir nada al respecto, porque su mente y su corazón estaban puestos en Jumanji, pero Millie no podía saberlo.
No podía saber que Antwan rompió a llorar, no por ser desenmascarado como un ladrón de código. Cayó de rodillas y hundió la cabeza en el suelo porque había perdido al único hombre que le había importado, al que había amado más que a sí mismo, y lo iba a condenar a una vida de servidumbre al placer de un juego, a ser un NPC sin descanso.
¿Sentiría Nigel dolor?
¿Podría siquiera perdonarlo algún día?
Millie claramente no se esperaba esa reacción de Antwan, aunque le hubiera gustado decir que se sentía feliz de verlo así, la verdad era que daba pena.
Demasiada.
Antwan perdería su empresa y su dinero, eso era seguro.
Pero nunca creyó que lo vería en una posición tan patética, hincado en el suelo y llorando sin cesar.
-¿Antwan?...
En ese momento los guardias de seguridad llegaron por él, pero antes de que se lo llevarán logró hablar aún con el nudo en su garganta y se acercó a Millie cuando se soltó de ellos con las últimas fuerzas que le quedaban.
-¡Por favor, por favor, no destruyas el último servidor! ¡No dejes que nadie lo toque, Millie! ¡Te daré todo lo que quieras pero no dejes que nada le pase!
La chica estaba más que atónita, no sabía que estaba pasando con él, ni siquiera sabía que tenía sentimientos, pero debía admitir que la manera de llorar de Antwan incluso le había hecho sentir picor en sus propios ojos.
¿Tanto quería a su juego?
Casi arrastrándolo, los guardias sacaron a Antwan de la empresa y lo metieron a una limusina que había llegado por él, su abogado afortunadamente llegó antes que la policía y pudo llevarlo a su departamento.
En algún momento las lágrimas de Antwan se habían secado, pero la tristeza y el vacío no se habían ido. La voz incesante de su abogado indicándole su medido plan de acción no era más que un lejano y molesto zumbido.
Se hundió en el sofá de su ático de lujo mientras miraba las vistas de los rascacielos y el firmamento manchado por toda la contaminación lumínica. Ni siquiera podía ver las estrellas que había aprendido a apreciar. Por el rabillo del ojo se dio cuenta de que al lado del sofá tenía una maceta con una maldita planta. Ni siquiera había sido cosa suya, dejó toda esa mierda de la decoración a un interiorista profesional, pero ahora sabía que era una Guzmania Roja porque Nigel se lo había enseñado.
Volvió a echarse a llorar.
-Señor Hovachelik, por favor, escúcheme -pidió el abogado con frialdad. Cualquier otra persona con un mínimo de empatía se hubiera compadecido o regodeado de su desgracia, pero a ese tipo le daba exactamente igual. Había sido esa la razón por la que Antwan lo había contratado en primer lugar. Alguien que no juzgara, que solo hiciera su trabajo y lo hiciera bien.
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Welcome to Jumanji ~Nigtwan~ ~Freemanji~
FanfictionAntwan comienza a destruir los servidores de Free city para evitar que descubran su fraude. Sin saber cómo, termina en un mundo muy diferente.