No sabía qué esperar después de atravesar la grieta, y aunque había visto esa playa en sueños eso no hizo que se sintiera menos perdido.
Había cambiado bastante. Muchos más edificios, algo más de suciedad. Hasta el nivel de arena había disminuido.
El sonido de los coches en la carretera cercana donde había tráfico lo molestó hasta casi asustarlo.
Pequeños flashes de sus manos llegaron a él, de cuando aún eran pequeñas, recogiendo conchas en la playa y encontrando en su camino un juego de mesa enterrado en la arena.
Tuvo que hincarse un momento en la arena para lidiar con el vértigo.
Una parte de él se preguntaba cuánto tiempo había pasado, pero en realidad no pudo pensar en nada más cuando al mirar detrás de sí, notó su casa.
Se levantó aún algo tembloroso y dudó en caminar al principio pero después solo pudo correr y tocar la puerta con ansias.
Si tuviera suerte, quizá...
-¿Mamá? ¿Mamá? ¡Soy yo, Nigel!-Gritó al ver a una mujer acercarse a la puerta, era mayor, pero siempre reconocería a su madre, dónde fuera.
Las lágrimas salieron de sus ojos al verla, estaba tan linda como la última vez que la vio. La recordaba siempre amable y dulce así que no se esperaba la respuesta que le daría.
-No estoy para juegos, señor... mi hijo está muerto, así que váyase.
-¿Muerto? Pero... -intentó replicar Nigel-. ¿Encontraron un cuerpo?
-Deje de hacerse el gracioso, y hágale un favor al mundo y dúchese. Apesta-dijo la mujer antes de cerrar la puerta.
Nigel se quedó mirando la puerta durante unos momentos, lleno de confusión y dolor. Pensó en entrar por una de las ventanas, pero cuando se acercó al gran ventanal que daba a la playa donde estaba la radio y vio a su madre acurrucada en su sillón favorito simplemente no pudo hacerlo.
Ella no había cambiado tanto, pero él sí lo había hecho. Demasiados años fuera, toda una vida viviendo solo en la selva, quemándose la piel, curtiéndose las manos y desarrollando músculos.
Cualquier parecido con el niño flaco, enfermizo y débil que conocía su madre había desaparecido, salvo que estaba allí, dentro de Nigel. Quizás ya no había niños que se metieran con él por ser suave, pero ni toda una vida endureciéndose podía prepararlo para que su madre lo rechazara.
Volvió a la playa y se sentó a llorar y durante horas sólo pensó que estaba a unos metros de su casa y no podía entrar, porque Nigel Billingsley estaba oficialmente muerto.
Al pasar la noche empezó a cuestionarse cosas cómo en qué año había caído y qué iba a hacer ahora. Tal vez había llegado antes de que Antwan entrara en Jumanji.
Pensar en Antwan le dio las fuerzas para levantarse por fin de la arena y hacer algo más que autocompadecerse. Había pasado por mucho para rendirse ahora.
Si había sobrevivido tanto tiempo solo en la selva hasta convertirse en algo mejor, podía hacerlo ahora. Solo que está era una clase diferente de jungla.
Camino hasta llegar a la ciudad más cercana, observando los edificios y todo lo que había cambiado, era increíble, debía admitirlo.
En las gigantescas construcciones había pantallas que mostraban diferentes productos, cosas que la gente necesitaba, quizá. Pero cuando se decidió a caminar, una de esas imágenes llamó su atención.
Era Antwan, siendo llevado hacia un auto mientras lloraba, la mujer que informaba sobre el hecho apareció en la pantalla y Nigel la escuchó con claridad
ESTÁS LEYENDO
Welcome to Jumanji ~Nigtwan~ ~Freemanji~
Fiksi PenggemarAntwan comienza a destruir los servidores de Free city para evitar que descubran su fraude. Sin saber cómo, termina en un mundo muy diferente.