Welcome to Jumanji ~Nigtwan~ ~Freemanji~

~Capítulo 2~

Toda una noche había pasado e increíblemente, Antwan no había despertado, aunque se quejaba de vez en cuando del dolor en su herida y la poca fiebre a causa de esta, Nigel estaba al pendiente de él y limpiaba su frente con una toalla fría.

Las heridas como esa que normalmente veía no se notaban tan bien como la del moreno, que al llegar la mañana dejó solo un momento para cambiarse la ropa.

Cuando los rayos del sol se colaron entre las delgadas cortinas de la cabaña y los pájaros comenzaron a cantar, Antwan abrió lentamente los ojos y suspiró.

Poco a poco los recuerdos del día anterior comenzaron a regresar a su mente y se sobresaltó.

_¡Mouser!... ¡Tuve un sueño horrible! ¡Había monos y estaba en una selva asquerosa con una especie de Tomb Raider pero era hombre y...

Su parloteo se acabó cuando observó a aquel extraño sujeto terminando de ponerse una camiseta gris, demasiado pegada a su cuerpo para su gusto.

Tragó saliva y nervioso se alejó unos cuántos pasos, todo había sido real.

—¡Buenos días! ¿Tuviste una buena noche?— preguntó el guía amablemente tratando de acercarse a él pero lo notó tan nervioso que decidió quedarse a una distancia razonable.

—¡Oh, Dios!... ¡Todo fue cierto!— llevó las manos a su cabello y jadeó al sentir un ardor en su brazo, lo miró estupefacto— ¡Carajo!...

Nigel se acercó un poco más y suspiró.

—No está tan mal como se ve...

—¿No está tan mal?... ¡Rompiste mi maldita gabardina! ¿Tienes idea de cuánto me costó?

—Siento mucho lo que le ha pasado a tu gabardina, pero no tenía otro modo de limpiarte bien la herida. Déjame ver cómo está...— dijo mientras intentaba tomar su brazo con suavidad, pero Antwan lo apartó bruscamente a pesar del dolor.

—¡Alto ahí! ¡Primero dime cómo llegué aquí! ¡¿Por qué tengo que confiar en ti, de todas formas?!

—Muy bien. Sí lo prefieres puedes simplemente marcharte, solo creí que necesitabas mi ayuda y un "gracias" estaría bien, por cierto. Esta es mi casa y te he traído yo, por si no lo recuerdas- replicó Nigel, molesto.

—¡No me refiero a cómo he llegado a tu mierda de cabaña, sino aquí! ¡Yo estaba en el almacén de los servidores y de repente, PAM, aparezco en mitad de la selva!

—¿Cómo?— Nigel exclamó desconcertado. Lentamente, se alejó de Antwan y se sentó en el suelo, intentando procesarlo— ¡Tú... eres de fuera!. Pe...pero eso es imposible, no eres ninguno de los cuatro y yo no he sido arrastrado al punto de inicio.

Antwan no entendía un carajo y honestamente le importaba lo mismo.

—Bueno, escúchame un momento, ¿Sí, bro?...- comenzó a decir exageradamente— Yo no sé de qué estás hablando o que hierba extraña hayas fumado, lo único que requiero de ti, es que me digas como demonios salgo de aquí para que el estúpido de Keys no se quede con mi empresa y el estúpido NPC de camisa azul deje de arruinar mi videojuego... ¿Entiendes eso, niño explorador?.

El moreno miraba fijamente a Nigel, que no se movía para nada a pesar de que ya le había expresado lo que quería.

Rodó los ojos y suspiró tratando de calmarse.

Nigel estaba demasiado ocupado teniendo su propio ataque de pánico como para hacerse cargo de suavizar de algún modo la noticia, porque todo estaba mal, terriblemente mal. No sabía qué significaba que Antwan hubiese llegado allí por otro camino que no fuera ser uno de los jugadores, pero estaba seguro de que no era bueno.