la Lili y la Bestia

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Ann estaba sentada de espaldas a él, pero todo en el bar parecía gritarle que el Vampiro que se sentaba del otro lado la estaba observando, la piel de su nuca picaba con insistencia y se mantenía alerta por si este observador decidía atacar, sus hermanos no habían notado la presencia del tipo y Hesper a pesar de no decir nada estaba tan dolida que no lo notaría a menos claro que se lo dijera directamente, midió la distancia y mentalmente comprobó el armamento que llevaba con ella.

-¿aún estas indispuesta por haberte destellado?- preguntó Lili con verdadera preocupación.

-lo que la tiene indispuesta no es la destellada, es el rezo- se mofó Will removiendo con pereza el Bourbon que tomaba.

-Mide tus palabras- le advirtió Ann - lo dejaré pasar esta vez, Rembrandt - Lili contuvo el aliento ante la mención del nombre de su amigo, su verdadero nombre.

-no te atrevas a llamarme así de nuevo, no tienes derecho- la voz del chico fue solo un siseo.

-no vuelvas a tentarme ni a mofarte de mi fe, a menos que quieras una lápida con tu verdadero nombre, estas advertido- culmino Ann para luego darle un trago a su cerveza.

-no juegues de esa manera Ann- le rogó Hesper sintiendo los picos de la ira creciendo en su compañera de forma vertiginosa.

-a veces dudo de que veas realmente el futuro, sabrías que no estoy jugando-

Hesper busco la mirada de Lili pero esta estaba enfocada en algún punto detrás de Ann en una mesa alejada al otro lado del bar.

"¿tú también lo has sentido?" pregunto Lili en la mente de su hermana

"sí, se ha levantado hace algunos minutos" respondió Ann y se terminó la cerveza.

-Has ganado por cuarta vez- le indico Will ahora un poco más calmo y con un mejor talante.

-Siempre gano Will, deberías saberlo- respondió la chica con tono cansado

-algún día eso no será cierto- Susurro Hesper para que solo Ann la escuchara.

-No espero con ansias ese día- respondió Lili levantándose de la mesa y marchándose sin mediar más palabra.

-yo sí- contesto Will y dio por zanjada la conversación.

Lili subió a su habitación, la que compartía con sus hermanos, sin encender la luces de la misma, caminó hasta su closet, en esta habitación vivían cuando no era seguro ir a su verdadera casa, por lo que habían bastantes cosas de ella en las gavetas, aparto varias cosas hasta dar con lo que buscaba, se sentó en el suelo junto al closet entrujando entre sus manos una franela, no pudo evitar sentirse incomoda hace algunos minutos con la conversación de sus hermanos, entendía la decepción de Will pero también le parecía que el gesto de Ann era válido, ella también había tenido un hermano, y se vio obligada a verlo morir, agonizar sin poder hacer mucho, Abraham su hermano mayor murió enfermo, atacado por el polio cuando era bastante joven, ella se había quedado sin su hermano, sin su cuidador cuando tenía 15 años, su familia se había venido abajo, cayendo en desgracia, por lo que cuando Lili cumplió 18 y empezó a presentar los síntomas de lo que luego entenderían era el vampirismo, su familia hizo lo posible por salvarla, vendiendo todas sus pertenencias para costear tratamientos médicos que cualquier charlatan les vendiera, perdiendo las esperanzas, dando a su hija también por muerta, Clemente se había presentado como una salvación para ellos, asegurando que llevarían a su única hija a un instituto donde la salvarían, sus padres no sabían la clase de horrores que ella había vivido, pero el horror se acrecentó cuando al volver junto a ellos sus padres la repudiaron, su padre no la dejo pasar de la puerta de su casa, profiriendo insultos y maldiciones en yidish, con una familia judía ortodoxa Lili sabía que se tomarían difícil la noticia, jamás imaginó que su madre le gritaría que mejor habría sido que su hija muriera de polio como Abraham, no ser una aberración como era ahora.

Resistiendo pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora