El enemigo de Enemigo (parte I)

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Veía a través de la ventana, la nieve empezaba a caer, aglomerándose sobre el alfeizar de esta, el majestuoso jardín de la fortaleza en la que residía empezaba a motearse con pequeños montículos blancos, dentro de poco todo cubierto con una delicada capa, esa promesa la hacía sentirse tan feliz, tan viva, eran muchos los recuerdos que guardaba de ese mismo jardín cubierto de nieve, su padre solía dejarla salir a jugar con la primera nevada, los días se hacían más cortos por lo que implicaba más tiempo de noche para hacer lo que quisiera, su padre un antiguo príncipe vampiro jamás la dejaba salir si era de día, siendo más joven esto le había causado muchas rabietas, el sol no podía dañarla al contrario de lo que las sabandijas humanas creían, no corría peligro, mas aun en su hogar se conservaban las antiguas costumbres de cuando vivían en la oscuridad, por miedo a los humanos, a la iglesia y a La Alianza, esos infelices no habían sido amenaza en varios siglos, incluso cuando era joven y su padre estaba aun vivo ellos no eran más que un susurro de amenaza, era este miedo el que los había mantenido tras la puertas durante muchos años, siglos para ser exactos.

Jane removió con pereza el contenido de su copa, haciendo la girar en su largos dedos, dejándose llevar por la sensación de bienestar que le producía estar en casa justo antes de la primera nevada; el mortal silencio del recinto nunca le resulto inquietante ni antes ni en el futuro lo haría, estaba completamente segura de ello, alguien toco suavemente a la puerta de la sala del té donde estaba disfrutando de su soleada mañana, de seguro le traían el desayuno.

-Adelante- Susurro a sabiendas de que su sirviente al otro lado de la puerta escucharía, entro su doncella acompañada de Claude su nuevo vasallo, el chico un veinteañero había sido trasformado en vampiro hacia unos 5 años por lo que aún se le consideraba un bebé, Jane era consciente de la ley que impedía tomar por vasallo un vampiro menor de diez años, pero la amonestación pertinente a ese delito era apenas una multa por lo que la verdad, jamás la acató.

-Acércate Claude- lo endulzo ella mientras su doncella cerraba la puerta con seguro, el muchacho camino hasta sentarse junto a Jane, donde ella le había indicado -¿estás tranquilo?- él le dedico un asentimiento, los ojos castaños del chico la miraban con admiración, podía ver sus propios ojos amarillos reflejados en las pupilas de Claude, era tan lindo e inocente -¿has comido?- preguntó y él respondió con otro asentimiento, ella lo encandilo con una genuina sonrisa en la que sobresalían dos colmillos largos. Se perdió por un segundo pensando en cómo había encontrado a Claude a las afueras de un bar, él aseguró no estar bebiendo, solo esperaba a sus amigos dijo, luego Jane comprobó que él no estaba borracho, pero la había seguido dentro de su lujosa limosina, lo que demostraba de hecho que Claude solo era increíblemente ingenuo e impresionable; por lo que ahora la miraba con los ojos tan abiertos que la hizo carcajear, él se sobresaltó un poco por su arranque. Delicadamente Jane lo atrajo contra su cuerpo, pasando las manos por su cuello, sintiendo el pulso latir bajo su tacto, soplo levemente sobre el cuello de Claude antes de cortar la delicada piel del cuello con su dientes y dedicarse a beber de su desayuno saludable.

Alguien tocó a la puerta con insistencia, hizo señas para que la doncella abriera la puerta, aun sostenía a Claude contra su boca, este se removía un poco, emitiendo sonidos de gorjeo. En el umbral de la puerta estaba Wallace, su hombre de confianza, caminó dentro de la estancia con la seguridad que le daba conocerla desde que nació, él había sido el guardaespaldas de Jane desde ese momento, y ahora era quien manejaba sus negocios, Wallace se sentó en el sofá frente a ella, rebusco en el bolsillo de su chaqueta, sacando un puro el cual no tardo en encender, ella lo miraba de hito en hito esperando que este le comunicara lo había hecho interrumpir su desayuno, él solo sonrió, y dejando escapar un voluta de humo se enderezó.

-Mi señora, traigo buenas noticias y malas noticias- la voz seca y sin vida de Wallace ya no era sorpresa para nadie en la casa, tampoco la complexión fornida del vampiro a pesar de sus años, siempre vestido de traje había sido una constante en la vida de Jane desde siempre por lo que se sentía mas cómoda con él que con su propia madre.

-la encontramos Jane, de hecho los encontramos a los tres- no pudo evitar que al escuchar esas palabras sus manos sostuvieran a Claude más cerca. Por fin había dado con los transgresores, llevaría a cabo una venganza sin precedentes, la Resistencia había sido localizada, o por lo menos la cabeza de ese deplorable animal que se hacía llamar movimiento de liberación, sus ojos brillaron con la anticipación de lo que le esperaba.

-el problema es que los hemos encontrado después de la alianza, ellos están acompañados de dos Aliados en todo momento, no se separan por ninguna razón, habíamos pensado que quizás La Alianza los espiaba, pero no hay señales de eso, nuestro contacto dentro de la Alianza dice que no saben nada de una operación de espionaje, pero que Samantha la infame, le dio una orden especial al rastreador, debe ser capturarlos- Wallace se recostó contra el sillón, sabiendo lo que se avecinaba, Jane apretó con fuerza el cuello de Claude, casi rompiéndolo.

-Jane lo mataras- le advirtió Wallace a su jefa.

Ella lo soltó, dejando al pobre chico desmadejado sobre la cara alfombra, la doncella de Jane se apresuro a cargar a Claude con ella y sacarlo de la estancia, cerrando la puerta con un suave click al salir.

-¿Qué harás para solucionar ese problema exactamente?- cuestiono Jane con una ceja levantada, acomodando con cuidado sus largos rizos amarillos, los labios aún rojos por la alimentación al igual que sus mejillas arreboladas.

-ya los hombres que tenemos en la zona están poniendo en práctica un plan para separarlos- Wallace le comunico restándole importancia.

-no los subestimes Wallace, no quiero perderlos de nuevo- susurro ella con su voz destilando odio.

-Jane no dejare que se escapen, incluso si tengo que buscarlos yo mismo en Londres, no dejare que escapen deben pagar por lo que te hicieron princesa- agregó él y Jane sonrió con suficiencia, si Wallace se ponía a esto al 100% sabia que tendría buenos resultados, los transgresores pagarían pronto.

Se giró para ver por la ventana como los copos de nieve caían sobre el jardín, por lo visto había empezado a nevar hacia un rato, ya que la extensión de césped se encontraba ya cubierta, su sonrisa se ensancho ante la vista, adoraba de verdad ver el jardín así, le traía tantos buenos recuerdos, como cuando acabo con las vidas de sus padres en ese mismo jardín, tiñendo la nieve de un exquisito rojo, eso había dejado claro que nadie podía prohibirle a Jane salir o no de día.

Adelanto del siguiente capítulo:

Lili había visto al que se hacía llamar Jeff hace rato, a las afueras del café donde estaba compartiendo una linda tarde con Will, para limar asperezas habían dejado que Ann se marchara a la galería, como le gustaba hacer, para despejarse y pensar. Habían visto a los Aliados persiguiéndolos pero debido a que no habían actuado decidieron dejarlo pasar, uno de ellos tenía días persiguiéndolos pero no conocían su nombre, Ann y Lili lo habían notado, ocultaron esa información de Will para evitar que se desencadenara un conflicto bélico de niveles nacionales, se dedicaron a estar pendientes de cualquier avance de los Aliados pero se estos a su vez estaban bastante tranquilos, estaba tan ocupada viendo al Jeff al otro lado de la calle, este sería el 5 cigarro que el tipo encendía, la chaqueta que usaba era poco para esconder la musculatura de él, y resaltaba muchísimo entre los demás transeúntes debido también a su altura.

Tan concentrada estaba que no notó, a los 8 o 9 vampiros que entraron en el café, no podía decir a ciencia cierta cuantos eran, había algo abrumándola de manera increíble, algo que pensó que nunca mas volvería a sentir o por lo menos rogaba que no fuese así, la esencia de Jane estaba en todos ellos, los habían encontrado, Will y ella solo se dedicaron una mirada antes de actuar, sabían qué hacer.

Will se levantó desenfundando dos pistolas automáticas al tiempo que Lili hacia lo que mejor podía en ese momento, corrió.

Saliendo por la puerta de atrás corrió en dirección al parque rogando porque la siguieran, rogando porque Ann pudiera huir, a gran velocidad se acercaba a la fuente, ese espacio le serviría para agazaparse y luchar, no habían tantas personas y mentalmente pidió perdón por ponerlos en peligro, estaba preparándose para girar y sacar su pistola cuando impacto con un cuerpo fuerte, mucho más fuerte que el de ella, cayendo en un enredo de extremidades, cuando se incorporo los ojos que le devolvieron la mirada la dejaron estática ,negros y azules, conocía esos ojos, quizás de muchas vidas atrás o del metro pero sabía que los conocía, y con ese conocimiento también llego el entendimiento de que este tipo la conocía.

El Aliado la conocía.

Resistiendo pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora