Memphis era su última opción, Tadeo se dio cuenta con el pasar de los días que tarde o temprano ella se iría. Se dio cuenta, muy tarde, de sus errores, no solamente de lo que paso con Fabiola, si no de lo que sucedía en ese momento con su esposa.
Mientras Anita hablaba y hablaba sobre el hermoso lugar que encontraron para que se quedaran mientras visitaban el rancho de su familia Elena sonreía envuelta en una cazadora de cuero y una enorme bufanda. Sus ojos decían que estaba feliz, al menos había cumplido una de sus tantas promesas. Era 01 de Diciembre y estaban en Tennessee.
La familia de Chris, el esposo de Anita era ruidosa, le recordaba un poco a su casa cuando todos Vivian en ella. De alguna manera Elena entendió porque Anita amaba a su esposo, y porque Tadeo y Gabriela pasaban las fiestas con ello. Después de todo, la vida no había cambiado tanto, esos tres seguían siendo aquellos niños perdidos buscando un poco de cariño.
-Bien, veamos si el lugar es tan bonito como dice Anita- Tadeo se estacionaba frente a la cabaña pintada de azul cielo que estaba entre el camino hacia la ciudad y los ranchos
Cuando entró Elena dibujo en su rostro una enorme sonrisa, el lugar era hermoso, camino hacia la pequeña cocina, miro el sofá con aquella chimenea enfrente, el comedor de madera y la puerta que daba al jardín.
-Es hermoso-
-Supongo, debe de ser popular entre los turistas- sonrió mirando como subía las escaleras corriendo animada- ¿Quieres ir a la ciudad, vayamos por comestibles y cosas así?- le siguió escaleras arriba con las maletas.
-Claro, vamos, solo paso al baño y me pongo otro suéter- sonrió abriendo su maleta sobre la cama de aquella habitación con vista a esas enormes y viejas casonas propias de los límites con carolina del norte.
-Música, música, música- dijo Elena juguetona una vez en el auto
-Sigues sin ser fan de mis pláticas- sonrió poniéndose en marcha mientras conectaba su móvil al viejo radio de la camioneta
Un sonido conocido para ambos sonó y la risa de Tadeo arrastro la de su esposa, sus ojos pequeños por la carcajada brillaban con la luz de la media tarde y su voz en grito mientras la camioneta seguía les hacia la vida ligera-
-Eres una simple-
-Is it headphones on a downtown train?, Or a window seat on an outbound plane?, Is it LA sunny and Memphis blue?, I wish I knew, I wish I knew- continuo cantando en voz alta mientras él la miraba como hacía unos cuantos días atrás se dio cuenta que lo hacía.
Como no quería aceptar que lo hacía y mirando hacia la ventana, Elena cerró los ojos con Chris Stapleton de fondo intentando no pensar en ello. No imaginar nada, no creer nada. Sobre todo porque mientras él ponía gasolina de regreso de las compras el celular que dejo en el auto se iluminaba con el nombre de Fabiola...jamás se desharía de ella...
Se miró en el espejo retrovisor, con aquel gorro negro y el rostro mermado por el viaje, seguro Fabiola en su lugar llevaría un bonito vestido de punto, y no un par de vaqueros, unos tacones altos, y el cabello bien peinado... un abrigo hermoso... una lagrima rodo por su mejilla. Últimamente lloraba de la nada, era como si algo en ella se hubiera roto y no pudiera contenerse ante esos ataques mentales. Desde que despertó con Tadeo velando su sueño sintió que no podía más. Él dijo "te daré el divorcio" y ella tuvo miedo de tocar el tema, porque en algunos momentos esto se sentía muy real, pero al siguiente, como ahora, solo hacía falta que la luz del móvil se encendiera para derrumbarla.
-¿Quieres cenar?- le pregunto después de que acomodara los vivieres Elena miro la hora en su teléfono, era casi media noche, y helaba
-Creo que me iré a la cama- sonrió intentando ser amable, pero desde el momento en que subió al auto se dio cuenta que algo andaba mal, y sabia porque
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La Herradura
RomanceTadeo deberá responder a aquella familia que siempre le dio la mano a él y a sus hermanas, ante la desgracia y la perdida deberá salvar a quienes les cuidaron para continuar con el legado de su familia. No tenia opción, era Elena o nadie, pensó que...