para morir hay que vivir

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Dedicado a todas esas personas que perdieron a alguien muy importante en sus vidas.

para ti kelvin...

∆

—Kel falleció está madrugada Morgan, está muerto.

Sentí el agarre de Lucio intensificandose. Mi respiración se detuvo unos instantes,  no es verdad.

Mis ojos se cristalizaron.

—No, es mentira con eso no se juega.— hablé.

—Lo siento cariño, sabíamos lo pegada que eras con el.—mamá me abrazo llorando.

Solloce, lágrimas rodaron por mis mejillas, dolía tanto que me quemaba por dentro.

—No, el está bien, el el me llam-mo lla- mmo está madruga- da.— solloce—el me llamo para...—deje de hablar cuando a mi mente vino los recuerdos de anoche.

La llamada.

Recordé lo que me dijo :

prometes que vivirás cada momento como si fuera el último, prométeme que serás feliz e iremos a ese viaje juntos.

tengo que ir a mi último viaje espero verte cuando sea el momento.

Si era una despedida, se despidió de mi.

Comencé a recordar todo lo que viví con el cuando fuimos a una feria, luego al museo de dinosaurios, cuando lloramos por primera vez y el otro estaba a un lado, cuando me dijo que tenía su primera novia, cuando cumplió 23, todos pasaron por mi mente pero solo un flashback específico recorde completo.

—sabes antes de que nacieras estaba muy solo.— dijo el pequeño.

— ¿Solo?.—pregunto la niña de cabello castaño.

—Si pero eso cambio hasta que llegaste tu.

El niño era parecido a la pequeña solo que con ojos verdes y algo de pecas.

—Hagamos una promesa.

—Nunca e echo una.

—Solo tienes 9 años, como es que nunca has echo una promesa.—la pequeña se encogió de hombros

La agarro de la muñeca y fueron al patio. Estaban en casa de su abuela y ella tenía un rosal en la parte trasera de la casa.

—Para hacer la promesa necesitamos algo que corte.—musito el niño.

Buscaron y buscaron.

—Esto sirve.— Morgan mostró un pequeño vidrio en su mano.

—Si es perfecto.

El sol estaba en lo alto así que los pequeños se refugiaron en un árbol que quedaba a unos metros del rosal.