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—¿Que ocurre Morgan?.—pregunto mi madre.

—Solo necesito tomar aire, es todo.— le hice seña a Lucio.

—déjenla que tome aire.—demando  este de inmediato.

—bien, estaremos aquí cariño.— finalizó papá.

Eche un vistazo hacia donde estaban sentados Nick y la otra, ella tomo asiento sin importarle que alguien se lo hubiese ofrecido.

Bien necesitaba el baño así que me ocupe en buscarlo.

Al entrar lo primero que note es que estaba vacío, así que me recosté en una de las paredes.

¿Estará saliendo con ella?.

Dios fuí una tonta e ingenua, de verdad pensé que Nick Partridge iba a fijarse en una chica tan simple como yo. No lo haría nunca, teniendo a tantas detrás del por qué le iba a interesarle una niña como yo.

—Que estúpida.— dije caminando hacia el lavamanos.

Me mire en el espejo detenidamente estaba cansada con las clases, los ensayos,  las inseguridades, estaba cansada de todo. Había pasado minutos y aún me miraba en el espejo consiguiendo algo mínimo que pudiera gustarme lo único que resaltaban era mis ojos grises por qué del resto nada de nada, solo ví a una adolescente ilusionada; Una lágrima resbaló mi mejilla.

¿En serio? Estaba llorando.

«Llorar no te hace débil al contrario significa que eres fuerte y que has aguantado mucho. No te riñes por llorar eso es lo que te hace humana .»

El sonido de la puerta abriéndose me saco de mis pensamientos rápido limpie la lágrimas que venían. Ví por el reflejo del espejo quien era.

—¿Tu eres la del restaurante, no?.— pregunto.

—No te interesa.— solté entre dientes .

—Si, Claro que lo eres.— se acercó.— por Dios que vio Nicolás en ti querida.

Fruncí el ceño.

—Mírate ni siquiera eres alta, pareces un bicho feo.—ella era más alta que yo, pero solo por unos cuántos centímetros.—Tu cabello cortarlo querida y esa ropa.— señaló— cómprate más.

—Que te pasa.—le solté.

—¿Que?.— Me miró confundida.

—Me escuchaste, crees que puedes venir y decirme cosas sobre mi cuerpo y como me visto, primero prefiero ser así antes de una plástica como tú.

—no sabes nada.—El enojo se tiñó en su rostro.

—claro que sí, no te da pena.—me rei aguantando las ganas de llorar.— Que mientras tú lo miras, el me mira a mi, acaso no lo ves o dime, era a ti la que te estaba esperando en el restaurante o es tu familia la que está sentada en la mesa de afuera.—la mire fijamente—No, No lo es así que haste un favor y  deja de rogar cariño y atención dónde no los tienes.

Con eso finalice iba a pesar por su lado cuando me agarró del brazo y me devolvió dónde estaba.

—mira chiquita, tu no lo conoces, no conoces nada de él, no estuviste con el cuando necesitaba ayuda. No conoces nada así que no te metas con el. El es adic... —se vio interrumpida por qué en ese momento Nick se asomó en el baño.

Lo mire con el ceño fruncido. Está peor que cuando lo ví la última vez tenía ojeras que se podían notar a kilómetros también estaba más tenso.

—Me confundí de baño.—murmuro.

para morir hay que vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora