2

111 22 52
                                    

Maratón 1/2

No. lo. puedo. creer.

Es la frase que sigue en mi cabeza.
el auto aún seguía parado ahí donde se había quedado.

Dios bendiga el don de manejar del conductor que por el casi no estoy muerta.

Estaba pensando demasiadas tonterías tenía que moverme  del medio de la maldita calle o está vez si iban a atropellarme, aunque si lo hubieran echo hubiese preferido mil veces al chico que tenía al frente.

—¿será que es sorda?— pregunto al interior del auto.

—primero no soy sorda.— Me atreví a hablar pero a la vez cruzando la calle hasta la acera donde podía estar sana y salva.— y segundo no me llamo ángel.

Sus labios formaron una sonrisa le lado.

«QUE GUAPO.»

— No... No es sorda  Pool — volvió a mirar hacia el interior del auto, la otra persona le tuvo que haber dicho algo muy gracioso para agrandar la sonrisa—pero aún así creo que está demente.

Me quedé pensando, Pool ese nombre se me hacía conocido.

—¿Disculpa? —puse mis brazos en jarra, y caminé por la acera del parque, iba a llegar tarde a casa.

Se subió al auto. Pensé que ya se iba cuando el auto marco el trayecto aparcando justo delante de mi al momento en iba a cruzar otra calle, abrió la puerta y bajo quedando delante de mi solo a unos pasos de distancia.

Desde aquí puedo apreciar sus ojos verdes azulado y su cabello despeinado entre castaño y rubio. Es mucho más guapo en persona.

Ladeó la cabeza.

—Si lo estás.

—No lo estoy... Y disculpa quien eres para decirme prácticamente loca... ¿Psicólogo o psiquiatra? —enarque  una ceja.

el frunció el ceño.

—No, no soy ninguno de los dos... Pero toda persona normal no pasa la calle sin fijarse que vienen carros.

—La luz estaba roja, aquí el único que es demente eres tú.— Señale el semáforo.

— No lo estaba.

— Si lo estaba.

— Que no ángel.

— Que si y no me llames ángel.

— ¡Noo!

— ¡Si !

— ¡No!

— Que... ¿sabes que?, adiós.— quería irme de ahí, necesitaba irme, ni siquiera sabía por qué tenía está discusión ridícula.

Me gire para seguir caminando dándole la espalda, pero me detuve en bruto cuando lo escuché hablar.

—¿cómo te llamas? — pregunto con el tono de voz más firme, me gire ahora siendo yo la que esta frunciendo el ceño.

"SU VOZ."

—¿Para que quieres saber o que?

— Deja de estar a la defensiva, solo es...Curiosidad.— se encogió de hombros.

abrí la boca para responderle pero en eso sonó el celular, lo levanté para ver quien era... Era mamá.

—Si mamá. — hablé.

— Morgan, tu padre y yo vamos hacer un viaje de último minuto.— levanté una ceja al notar Nicolas  me seguía  mirando.

Ni siquiera se que digo haciendo aquí.

para morir hay que vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora