Lovers To Enemys // Saga Enemies (2° Libro) (Completo ✅)

CAPÍTULO 14- "HERIDAS"

***LIAM***

Estamos en mi cuarto.

Le estoy echando un vistazo a las heridas de Blake, que está solo en ropa interior para que pueda ver todo.

Suelto el décimo-octavo bufido y niego con la cabeza por novena vez.

Luca está en la puerta impidiendo que entre nadie.

- ¿Tan mal está? -pregunta con cara de molestia.

- ¿Quieres saber de verdad cómo está? -le digo con una ceja enarcada. Él asiente dudoso. Yo le toco suavemente bajo el pecho, un roce de nada y él se estremece poniendo cara de terror.

Luca pone mala cara.

Yo me levanto y me quito los guantes mientras comienzo a hablar.

- Bueno, ¿Y qué se supone que significa eso exactamente? -dice frunciendo el ceño.

- Tiene al menos las dos costillas flotantes rotas y alguna otra más, eso a simple vista. También tose sangre, eso implica al menos uno o dos órganos dañados, quién sabe con qué nivel. Dice que mea sangre, lo que significa que uno de sus riñones como mínimo está herido. Además, también diría que tiene algo roto en la rodilla; dos esguinces, en el tobillo y la muñeca; y al menos dos dientes rotos. Eso dejando de lado que es más morado que blanco, incontables cuchilladas y una marca con el símbolo de Áspid en la muñeca. Eso sin mencionar que... Diría que tiene una gran... -en ese momento, Blake cae desplomado sobre mi cama. -...fiebre. Una gran fiebre. -Luca lo mira con pánico. -Ayúdame a colocarlo mejor, anda.

- Mierda... ¿Y qué podemos hacer?

- No mucho... De momento... Consígueme algo de hielo para bajarle la fiebre y manzanillas para desinfectar las heridas -improviso. -No podemos pedir los materiales que necesitaría, pero lo intentaré con esto.

Luca va a por ello y yo miro a Blake, mientras me apoyo en la cómoda de mi cuarto.

Resoplo y me restriego la mano por la cara tratando de quitarme la tristeza que me está entrando.

- Blake... No sé ni cómo has llegado hasta ahora. -murmuro.

***

Luca no tarda en volver.

Le digo que me acerque el paquete de algodón del baño y me pongo los guantes que hemos "tomado prestados" de la enfermería.

Comienzo a desinfectar sus heridas con l manzanilla y él suelta ruiditos de dolor al sentirlo.

Le ponemos el hielo en la cabeza para frenar la fiebre.

Media hora más tarde al menos tiene las heridas desinfectadas y duerme como un bebé. Supongo que es un avance.

Luca y yo le observamos con rabia e impotencia.

- ¿Qué opinas? -murmura Luca.

- Opino que... o le sacamos de aquí o esta muerto. -digo con una sonrisa lánguida en el rostro.

Él me mira asustado.

- ¡¿Qué dices?! ¡Eso es imposible! ¡Y más en este estado! ¡Muerto está, sí, pero si lo intentamos sacar! ¡Y no va a ser solo! ¡Nosotros le acompañaremos! -me mira con la cara formando una mueca de enfado. Lo conozco lo suficientemente bien como para saber que solo puede esteriorizar la ira. Ignorando su tristeza e impotencia.

Pongo una mueca yo también.

- Créeme, Luca, que a mí me duele más que a nadie decir esto, pero o le sacamos aquí o no le doy mucho más de siete días... -le digo tratando aislarme de mis sentimientos.