Capitulo 1

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El largo viaje en autobús al fin culminó al llegar al terminal de Beaufort, en Carolina del Norte. Encontré con mi mirada a papá apenas bajé con algunas de mis cosas. Este me saludaba alegre agitando su mano y yo, intentando verme feliz le respondí de la misma manera. 

—Mi pequeña Marjorie por fin ha llegado —saludó acercándose a mí

—Papá, dime Mars —le pedí 

—Oh lo siento, Mars —reafirmó y luego me apretó entre sus brazos— ¿Cómo estuvo tu viaje?

—Pues, tenía de compañero a un hombre con mal aliento al que le gustaba hablar de sus hijos, así así ya te imaginaras.

Comencé a hacer la fila para tomar mi equipaje faltante del maletero del bus.

—Oh vaya. —dijo algo apenado— Lo bueno es que ya acabó. —Papá tomó el bolso más grande y juntos caminamos hacia el auto, su linda patrulla de policías. Le había pedido que no la llevara, odiaba llamar la atención con ella, pero no me había escuchado. 

Beaufort no era nada de mi estilo, prefería los paisajes más urbanos, las grandes ciudades; me había acostumbrado ellas. Mamá y yo solíamos vivir en uno de los pisos más altos de un edificio de apartamentos, en New York, la ventana de mi recamara daba hacia la hermosa ciudad, era lo último que veía antes de dormir, y lo primero que veía al despertar. Amaba mi vida, pero todo cambió cuando Keith llegó a nuestras vidas. Al principio su presencia no me pareció la gran cosa. Podía vivir con que mamá ocupará la mayor parte de su tiempo con aquel nuevo hombre, podía tolerarlo; sus malos chistes, su tonto acento, y ese olor a pino que siempre llevaba; pero jamás se me pasó por la mente que quisieran hacer algo más formal. Ya habían pasado por un matrimonio fallido, pero al parecer creían en las segundas oportunidades, y un día al volver del instituto, vi ese anillo en su dedo. Me dieron la noticia juntos y me cayó como un balde de agua fría, algo dentro de mi me decía que un gran cambio se avecinaba. "No tiene que ser para tanto" pensé, solo se casarían y ya; pero un día, mientras la boda se organizaba, mamá me comentó que se iría una semana a cancún de luna de miel, solo asentí pero sabía que no era todo. 

—Necesito que vayas a pasar un tiempo con tu padre —agregó con el tono más amable que pudo darme. 

—Mamá solo te irás una semana, puedo sobrevivir a eso —dije entre risas incrédula. 

—No es solo por esa semana, hija —explicó algo nerviosa— Keith y yo queremos pasar tiempo a solas. Como pareja, como nuevos esposos. 

Mientras ella más hablaba, mi cara se convertía en un gesto de confusión y molestia. 

—¿Cuánto tiempo? 

Todo mi último año escolar. 

Sentí que Keith y ella se aprovecharon de las fechas para hacerme esa jugada. Lo habían pensado desde antes ya que ni siquiera pude objetar, mi inscripción estaba hecha en el instituto de Beaufort y pronto tendría que mudarme. 

Mamá intentó convencerme de que sería divertido, que papá estaba emocionado y que le rompería el corazón si cambiaba de parecer a esas alturas. Pero yo me alteré, discutimos; además de que no estaba pasando por el mejor momento. Sentí que Keith quería deshacerse de mí a través de mi madre, que él le había metido esa idea; pero luego entendí, que aunque haya sido idea de él, jamás la obligó, ella también tomó esa decisión. Ambos querían deshacerse de mí para iniciar sus vidas. Me sentí como una basura, menos que la envoltura de papel que desechamos antes de comer algo. Mamá ya no quería compartir su vida conmigo, y quizás jamás quiso hacerlo. 

Ahora estaba en Beaufort, un pequeño pueblo con comercios pequeños, y mucha naturaleza alrededor. Un lugar pintoresco en el que las personas parecían vivir tranquilas, y la mayoría lucían amables. 

El Vecino De Al Lado [Bill Skarsgard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora