Capitulo 11

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Ese mismo día, el departamento de policías soltó una rueda de prensa en la que hablaron sobre los nuevos descubrimientos en el caso de Bradley, y como ahora este tomaba un rumbo distinto. Pasó de ser el trágico accidente del que todos hablaban, al gran motivo de miedo en el pueblo, un asesino en Beaufort, jamás se había visto algo parecido y las personas comenzaban a sentirse paranoicas, y yo incluida, hasta llegaba a sentirme más afectada, por conocer bien a la víctima  y ser la razón por la que fue al pueblo ese día; cualquiera pudo haberlo hecho, y el que la ruta de Bradley jamás se hubiera podido recrear de manera exacta, no permitía saber en qué momento pudo ser atacado; ni siquiera estaban seguros de si había logrado llegar a mi casa. Pase del siguientes días, con dudas, terror y culpa.

Destinaron el caso a una unidad de homicidios del condado, para que detectives más experimentados llevarán el caso. Se instalaron en el departamento de policías y luego de clases me hicieron ir hasta allá para dar mi declaración. No tenía nada más que añadir a lo que ya había dicho, pero aun así ellos mismo quisieron interrogarme. 

Al acercarme al escritorio del detective que me indicaron, me sorprendió ver a alguien tan joven. El chico no debía tener más de veintisiete años, de ojos celestes y tez clara; su cabello negro era largo, pero lo traía bien peinado, era un poco más alto que yo y la amabilidad en su rostro me atrapó. Parecía alguien muy agradable, alguien que no esperabas ver como un detective de homicidios.

—Señorita Jacobs, soy el detective James MacCaa —estrechó mi mano y luego cada quien tomó asiento. 

—¿Quiere algo de café…? —negué.

—Estoy bien, gracias. 

Podía notar lo nervioso que estaba el chico, como si fuese la primera vez que tomaba una declaración. Incluso se le cayó la libreta cuando la sacó del cajón. 

—Se ve un poco joven para ser detective —le comenté.

—Lo soy. Me ascendieron hace poco. —le sonreí amablemente— Bien, ya sabrá entonces el porqué de su citación. 

—Si… 

—Quisiera ir al grano en verdad. Su padre ya nos informó que solía ser novia de la víctima… —Hizo una pausa para que yo prosiguiera. 

—Si, fuimos novios por dos años y algo… pero rompimos antes de que yo me mudara al pueblo —comencé, tratando de no dejar ningún detalle. 

—¿Y si era su ex, por qué iba a venir al pueblo?

—No lo sé exactamente. Bradley, se comportaba raro, muy raro en verdad… —confesé manteniendo mi vista en el infinito, recordando la última vez que lo había visto.

—¿Por qué lo dice? —inquirió con interés.

—Pues… Por la manera en la que había comenzado a insistir en un perdón, incluso queriendo ponerme en contra de Bill…

—¿Bill?

—Mi novio. Bueno, en ese entonces aún no lo era. 

—¿Qué fue lo que le dijo Bradley sobre ese tal Bill?

—Solo que le temía —confesé algo divertida— pero claro, lo dijo después de que Bill interviniera en su casi intento de secuestro —dije seria. El detective me miró, esperando a que le explicara— la semana antes de su desaparición, fue hasta mi casa; como dije anteriormente, quería mi perdón. Cuando le dije que no se salió de sus casillas y quiso obligarme a subir a su auto; Bill, quien es mi vecino también, salió y me ayudó. 

—¿A qué se refiere con ayudar? —Lo miré— ¿hubo violencia por parte de su novio?

—Por supuesto que no —afirmé tajante— Bill, sólo lo ahuyentó, amenazando con llamar a la policía y advirtiéndole que no volvieras a venir. 

El Vecino De Al Lado [Bill Skarsgard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora