Capitulo 8

332 14 9
                                    

Al otro día la alerta de búsqueda llegó al pueblo, lo supe de primera mano gracias a mi padre. Destinaron a un grupo de oficiales a buscar algún rastro de su paradero ya que hubieron varios testigos que vieron su auto por el pueblo a horas de la noche, horas en las que yo no había estado en casa. Pasaban su fotografía en el noticiero local, contactos en caso de saber algo más de él. En los siguientes días incluso me sentí culpable por no haber estado en casa esa noche, incluso por haber colgado sus llamadas, por no ser amable en un principio, quizás así, nada de eso hubiera sucedido. En la escuela se hablaba del chico perdido, que ni siquiera pertenecía a esa comunidad, a algunos les molestaba que se estuviera gastando las energías de los policías en encontrarlo, otros estaban preocupados pensando que se podría tratar de un asesinato. Yo no sabía qué pensar, ¿por qué Bradley desaparecería? Cuando llegó el cuarto día de la semana, pensé en lo peor, que él ya no vivía. 

Bill y yo no hablamos en toda la semana, y ni siquiera había intentos por parte del otro para acercarse y disipar las molestias que habían quedado desde la última pequeña discusión. A Veces desde mi ventana lo veía  llegar a su casa; quería correr e ir saludarlo, pero mi ego me lo impedía, ese tonto sentimiento quw me gritaba que yo tenía diez razon, no me dejaba mover los pies y me quedaba en casa, toda la noche. 

Los sábados llegaba un poco más temprano a casa, y ese día no fue la excepción. Me asomé por la ventana y vi llegar a mi vecino de al lado, vistiendo ropa cómoda como siempre, una camisa de botones abierta y debajo una camiseta, normalmente unicolor. Jeans y sus timberlands. Era algo tan común pero en él se veía muy bien. 

Sonó mi teléfono y lo conteste para callarlo antes de que llamara la atención de Bill, alejándome también de la ventana para que no me viera.

—Oye… ya estoy lista —dijo Lindsay del otro lado. Sonreí. 

—Si ya voy para allá —colgué.

De camino a la casa de Lindsay, pase a un paso de la casa de Bill, pensando en si sería buena idea invitarlo, como lo había pensado en un principio. Hubiera sido un buen empujón para volver a ser lo que estábamos construyendo, pero temí, ¿y si no quería? ¿Y si continuaba molesto? Por algo no me había hablado durante todos aquellos días, y sospechaba que era por eso, así que continué mi camino y traté de olvidar esa tonta idea. 

Lindsay salió de su casa, emocionada como siempre cuando llegué, y detrás de ella su padre con la misma cara de pocos amigos. Intenté saludarle, pero como siempre, me ignoró. 

—Una de las cosas que tienes que probar es el pay de calabaza que hace la señora Tinker, es grandioso y siempre gana la competencia de pasteles —comentaba Lindsay mientras yo conducía. 

Ella, como lo hacía cada que tenía tiempo, retocaba su glos ayudándose de su espejo. Llevaba todo lo necesario siempre en un pequeño bolso. Luego de eso, encendió la radio para buscar algo de buena música música fuese con su buen ánimo, pero solo se encontró con otro noticiero que hablaba de la desaparición de Bradley. 

—casi se cumplirá una semana desde la desaparición de Bradley Higgins. El chico de 18 años que desapareció de camino a casa de su novia…

—Ah, ya estoy harta de que digan eso en las noticias… —dijo enfadada para luego apagar la radio —ayer en la escuela me dieron el pésame. No sé cómo descubrieron que él y yo nos conocíamos.

—Es que la madre de Bradley habló el jueves en una entrevista —comentó Lindsay— dijo que visitaría a su novia Marjorie Jacobs, entre otras cosas más.

—Claro, imagino que el descerebrado no le confesó a su madre que habíamos terminado —Suspiré, aunque quise molestarme, no podía porque aquello me hacía pensar una vez más en mi parte de culpa. 

El Vecino De Al Lado [Bill Skarsgard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora