Capitulo 15

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Papá me contó que el fuego había consumido gran parte de su cuerpo, dejando tan solo los huesos, que sería imposible encontrar pistas que vincularon al que lo hizo, pero al ser Bill el último que lo vió con vida y tener motivos, comenzó a ser un sospechoso. 

—Pero aun no entiendo porqué MacCaa se entrometió en esto —le dije seria a mi padre— ¿No se supone que el deba de resolver el caso de Bradley? 

Papá solo se quedó callado, pero con solo un suspiro lo dijo todo.

—¿MacCaa cree que Bill lo hizo? —inquirí ofendida levantándome de la silla— Eso es estupido, Bill ni siquiera lo vio esa noche. 

—Linda, tienes que calmarte —dijo mi padre tomándome de los hombros— los detectives solo están explorando todas las opciones.

—Tu padre tiene razón —intervino Lindsay— si Bill no es culpable no tienes nada a qué temer. 

—Si, pero MacCaa aveces es un idiota, y esta desesperado por encontrar a un culpable —Suspiré saliendo al pasillo para intentar calmarme. Sabía que las palabras de mi padre eran ciertas, si él no cometió nada de eso, no tendría de qué preocuparme. 

Pero solo tuve alivio cuando vi a Bill cruzar la puerta. Alegre corrí a sus brazos para ser envuelta en ellos, y recibir su calor. Habían sido las horas más agobiantes de mi vida, a la espera de saber que haría MacCaa con Bill. Me preguntaba si se dejaría llevar por su percepción, o vería la verdad; gracias al cielo, había sido todo lo contrario a lo que llegué a pensar. 

Ya más tranquilos, Bill y yo nos sentamos a solas en el jardín mientras mi padre y Lindsay permanecía adentro. Mi padre quería hacer sentir bien a nuestra nueva inquilina, de la manera en la que mejor lo sabía hacer, preparando algo delicioso. Sabía que su estadía en casa también podía traer problemas, al ser menor de edad aún, faltaban unas semanas para que ella cumpliera la mayoría de edad, pero si sus padres lo querían, podían venir por ella cuando lo desearan. Aún así, sabía que papá haría todo lo que estuviera en sus manos, para protegerla. 

Miré a Bill quien me regaló una sonrisa tierna y encantada por esto me dejé caer en su hombro sin apartar la mirada. Entrelacé mis dedos con los suyos, para luego acariciar su mano con mi pulgar. Por un instante la miré, teniendo en mente que en la mañana, habían sido esposadas. 

—¿Te dolió mucho usar esposas? —pregunté en voz baja.

—Algo, MacCaa las apretó con esmero —bromeó— solo haciendo el ridículo una vez más. 

—¿Por qué creía que estabas involucrado? ¿Qué te dijo en el interrogatorio? —inquirí con interés.

—Tonterías superficiales, una tras de otra… 

—¿Cómo qué…? —Bill entonces me miró con ternura, pero a la vez cansado. 

—No quiero hablar de eso, amor. Ya fue suficiente por hoy —dijo agotado y yo solo le sonreí. 

—Está bien, solo espero que no se vuelva a repetir algo así… Phineas se merecía lo que le hicieron, aunque suene mal. Quizás fueron sus propias tonterías lo que lo llevaron a eso. 

—Pero MacCaa creyó que yo estaba involucrado… —agregó Bill con un deje de molestia. 

—Estoy harta de todo esto. Pareciera que los problemas no nos quieren dejar, es una cosa tras otra, y parece que jamás va a acabar… En momentos como estos, lo único único me gustaría, sería huir, escapar de todo y comenzar de nuevo, quizás a Arizona, el gran cañón es lindo —Bill soltó una risa y me miró juguetón, sin pensarlo había dicho exactamente lo que él había echo en el pasado, cuando también se encontró rodeado de problemas. 

El Vecino De Al Lado [Bill Skarsgard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora