Capitulo 10

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Cuando acabamos, él permaneció recostado sobre mí. Su cabeza estaba sobre mi pecho, escuchando los latidos de mi corazón, diciendo que eran los más lindos que había escuchado. Pero luego nos vestimos, antes de que mi padre llegara y nos encontrara en esa situación. 

Mientras esperábamos a su regreso, solo hablamos de banalidades, entre risas y besos, pero sin darnos cuenta, caímos dormidos; yo con mi cabeza recostada en sus regazo y él con la cabeza hacia atrás en el espaldar del sofá, manteniendo una mano en mi hombro, que me acariciaba antes de dormirse. De esa manera, nos encontró papá cuando llegó a la casa al amanecer. Nosotros ni siquiera escuchamos la puerta, pero sí a papá carraspear con fuerza para llamar nuestra atención. 

En seguida me levanté espantada, sabiendo que ambos habíamos sido atrapados, aunque aquellas poses no insinuaran más, algo en el tono de papá me advertía que él lo había descubierto. Nos miraba serio, analizando la reacción  de cada uno, mientras mantenía sus manos apoyadas en su cadera; pero además de eso, podía notarse lo cansado que estaba, por todo el trabajo que había tenido desde que encontraron a Bradley. 

—Papá… —solté nerviosa. 

—Ya me venía sospechando algo entre ustedes dos… —decía agitando su dedo señalador.

Miré a Bill buscando ayuda, pero en sus ojos no vi nada más que tranquilidad; le había dado paz que mi padre supiera de lo nuestro. Papá tomó asiento en el asiento al lado del sofá, y con un ademán nos indicó una explicación. Podía notar que algo no le gustaba,  podía imaginar qué.

—Solo… Solo se dió —le dije— Bill y yo congeniamos bien, papá.

—¿Cómo pueden congeniar bien habiendo once años de diferencia? —preguntó con severidad, volteando a ver a Bill como el enemigo, pero él se mantuvo tranquilo. 

—Sé que es difícil de entender, pero mis sentimientos son sinceros, Walter —habló Bill sin ningún tipo de preocupación

Poco a poco sentía como una tensión comenzaba a subir, y me veía en la obligación de tener que pararlo.

—Papá, por favor… Tengo dieciocho años, puedo escoger con quién salir —le expliqué con calma, pero Bill tomó mi mano. 

—Marjorie, hay que entender a tu padre. Yo estaría en la misma posición —me dijo tierno — pero me conoces Walter, no soy un imbécil que solo quiere engatusar a Marjorie —rectificó con seguridad.

Papá suspiró, con un semblante más tranquilo, pero aún nos miraba con algo de sospecha. Sabía que dentro de él no le convenía para nada una relación así, a pesar de que conocía a Bill, a pesar de saber que yo no era una mala chica, sabía que la edad era eso que tanto le molestaba.

—Tienes razón, Marjorie. No puedo decirte con quien salir. Pero mientras vivas en mi casa se cumplirán mis reglas, y no quiero que vuelvan a quedarse solas en esta casa mientras yo no estoy. —puse mis ojos en blanco. Me parecía una tontería que me pidiese eso, ya era una adulta y odiaba ser tratada como una niña— ¿Quedó claro? 

—Claro que sí, Walter —respondió Bill con una leve sonrisa de satisfacción. 

—Bien. Ahora voy a dormir… Estoy exhausto. 

Mi padre se retiró, dándome un gran alivió, pensé que sería mucho peor, pero quizás su cansancio había ayudado a resolverlo. Bill me miró burlón, yo le sonreí. Se acercó para darme un largo y tierno beso, un tipo de celebración por el triunfo que habíamos conseguido.

—Debo cambiarme para ir a clases… —le dije. 

—¿Quieres que te lleve? —sugirió. 

—No, ¿luego como volveré a casa? Y me niego a tomar el bus —Él se encogió de hombros.

El Vecino De Al Lado [Bill Skarsgard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora