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"Ven, cuidado con la cabeza" Neteyam hizo que le diera la mano en cuanto entramos en la extraña cueva donde estaban los humanos. "Tendrás que respirar en algunas ocasiones por aquí" señaló una especie de máscara con tubos y otras cosas extrañas mientras la colocaba en mi cuello. "Norm, hola" luego se volteó para saludar a un Na'vi que ya había visto antes pero que ciertamente no recordaba su nombre del todo bien.

"Neteyam, chicos; que bueno verlos por aquí" él nos saludó a todos con una sonrisa.

"Necesitamos su ayuda" luego Lo'ak habló antes que alguien más lo hiciera, el Na'vi bajó las orejas y frunció el ceño ante las palabras de los hermanos.

"¿Qué ocurre?"

"Nuestros Árboles de los Espíritus están muriendo" me adelanté a decir en voz alta lo que hizo que llamara la atención de todos en el lugar; otras personas del cielo se acercaron a donde estábamos rodeando nos por completo.

"¿Cómo dices?" Norm se acercó a mí y yo retrocedí un poco colocándome detrás de Neteyam; él me tomó de la mano a forma de apoyo y protección antes de negar con la cabeza levemente y sonreír.

"Nuestro Árbol de los Espíritus murió hace dos días, no tenemos idea de lo que le ocurrió y ahora tememos que le pase lo mismo a los demás árboles de Pandora" mi hermana saltó a decir antes de que Ao'nung asintiera con la cabeza múltiples veces.

"Esto no es bueno..." escuché a alguien murmurar por lo bajo.

"¿Crees que puedan ser otras personas?"

"Se supone que las explusaron"

"¿Y si regresaron?" Comencé a escuchar mil y un murmullos por parte de todas las personas del cielo que estaban a nuestro alrededor.

"Ayúdenos, rutxe" pedí como si eso fuera lo último que saldría de mi boca.

"Lo haremos, no se preocupen pero necesitamos ir ahí" en ese momento miré a mis hermanos con preocupación, los tres bajamos las orejas al saber lo que eso implicaría.

"Los extraños no pueden acercarse, están prohibidos" Rotxo explicó a todos con la misma mueca que tenía yo; si a duras penas mis padres los dejaron entrar a la aldea la vez que Kiri cayó inconsciente no podía imaginarme cómo sería si se atrevían a ir al árbol.

"Talvez podamos hacer que Madre y Padre acepten" murmuré no muy segura de lo que estaba diciendo sólo para hacer que todos tuvieran un poco de esperanza aunque no creía que eso pudiera ser posible.

"Tienen que lograrlo, de lo contrario no podremos ayudarlos en nada desde aquí" Norm dijo de forma seria y preocupada a la vez.

"Pero tendrán que aprender a nadar y bucear muy bien, el árbol está muy profundo" Lo'ak agregó a lo que los científicos asintieron con la cabeza luego de mirarse entre sí.

Luego de la charla y que las personas del cielo nos hicieran miles de preguntas salimos del lugar hasta la aldea Omatikaya donde los hermanos Sully se dedicaron a caminar por todo el lugar mientras que yo decidí salir a volar para despejar mi mente y pensar alguna forma de acabar con el problema que estaba pasando.

"Na'ok, ¿Dónde estás?" El collar que Neteyam me había dado desde hacía años comenzó a reproducir su voz, con una de mis manos libres apreté los dos círculos para responder.

"Estoy cerca de un lago, al sur de las montañas" dije al tiempo que hacía que Miät bajara y me dejara moverme por el bosque. Ya no recibí alguna respuesta así que me dediqué a caminar por los árboles; el bosque parecía aún más vivo que antes lo que me llenaba de alegría y dicha, mi mundo estaba a salvo de nuevo. Pero esta felicidad se acabó cuando mi nariz percibió un aroma extraño, uno que no había olido en años y el cual hizo que mi estómago se revolviera con fuerza. "Dime que no es cierto" dije para mí misma en un susurro antes de comenzar a avanzar aún más profundo en el bosque hasta que llegué al valle donde crecía un Árbol de las Almas, por un momento todo parecía completamente normal a mis ojos, sin embargo, al observar bien alrededor me di cuenta que había un grupo de seis Na'vis que estaban cerca del árbol; ellos actuaban extraño ya que se agachaban a mirar las raíces, luego las ramas y luego se acercaban al tronco pero jamás se vinculaban con él, también noté sus ropas llamativas y lo que me hizo dar cuenta que pertenecían a otro clan fue un medallón de hueso en las ropas de uno de los chicos. "¿Qué hace el clan Tawkami aquí?" Dije para mí sin dejar de acecharlos.

Una Nueva EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora