En los primeros días en la que estuvo en una relación con Cindy, le compraba varios regalos, no tan extravagantes para ahorrarse unos centavos, agradecía que la ardilla no se quejaba de aquello.
Al pasar de los años, se olvidó completamente de ella, sólo fue un amor pasajero, duro mucho, pero el amor se marchito como una rosa, tan hermosa pero no duradera.
Al pasar de un año, empezó una relación con quien solía ser su mejor amigo: Juan Carlos Bodoque. Con sólo descubrir que el le correspondía, lo llenaba de alegría, se engañó a si mismo al pensar que con el amor de Cindy, olvidaría aquel que sentía que lo hacía subir al cielo con sólo compartir un par de palabras.
Desde ese momento, decidió ya no ahorrarse esos centavos, tal vez dolía un poco en su bolsillo, pero que más da?, le daría lo mejor a su pareja junto con toda su atención, la misma que se la daba a si mismo.
Una noche saliendo del estudio, ya sin importarle las demás opiniones, sacó un gran ramo de rosas de su moderno auto, para luego esperar a que su pareja saliera de el estudio.
——Bodoque!—— grito al ver que el conejo salir de el canal.
El se dirigió con tranquilidad hacia el, pero a los momentos se sorprendió bastante al notar el gran ramo de rosas que sostenía Tulio entre sus manos.
——!Las compre especialmente para ti cariño!—— dijo con una sonrisa.
——Que estamos celebrando?, por que mi cumpleaños no es hoy.—— dijo para tomar las rosas que le daba el más alto.
——No ahí nada en especial para que pueda darte esto. ——dijo con una sonrisa.
Su amor también era como una rosa, hermosa y algo peligrosa, pero algo cambiaba, pues no era como las demás, pues no se marchitara, pues sus lindos pétalos, son plastico, algo que no morirá.
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