Capitulo 1

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Abril~

"Toda mi vida he hecho lo que mis padres me han dicho. Estudiar, volver a casa, ser puntual y nunca, cuestionar nada.

Aspirar a lo más alto, estar en la cima de todo, sin preguntarme que es lo que realmente quiero y deseo hacer con mi vida y entonces cuando mis días eran oscuros y silenciosos, de pronto, un circo llego a mi vida.

No sabía en lo que me envolvería, pero Hanma Shuji, me hizo sonreír con tranquilidad"

El olor a tostadas con mermelada de frambuesa llenaron la cocina.

Ame, la ama de llaves de la casa, preparaba nuevamente su desayuno favorito para su primer día de clases.

Sus ojos verdes vigilaron con atención como Ame servía cuidadosamente la leche blanca sobre el tazón, sonriendo al verla tan concentrada.

-Señorita Anaya, se ha levantado más temprano que de costumbre- La mujer de cabeza blanca y vestida de negro, le hablo, atrayendo la atención de la joven hacia ella.

-Ame-san... -Susurro con voz calmada- Pensé que mis padres regresarían antes, pero... mamá me escribió hoy en la mañana diciendo que es por la tarde.

Ame miro a la joven vestida con su uniforme negro, su cabello castaño hasta los hombros y dos trenzas a cada lado que despejaban su rostro pálido.

Anaya usaba flequillo hace algunos años.

-Bueno, tal vez tuvieron un retraso- Consoló indirectamente.

La única compañía de Anaya, era ella, el chofer y la persona que hacia el jardín de aquella enorme y desolada casa que, desde que tenía uso de razón, había sido su casa.

-¿Quieres algo especial para la cena?

-Ramen -Dijo enseguida, ampliando la sonrisa de Ame.

-¿Ya tienes todo listo para tu primer día?

-Sí... solo espero... no ser vista- Murmuro, llevando el vaso de leche a sus rosados labios.

-Señorita Anaya, nadie la molestará y si es así, debe defenderse- Fue hasta el mueble, acomodando el almuerzo de ella con cuidado- También debes decirle a tus profesores, esta situación debe parar o de lo contrario, contárselo a sus padres.

-No, no quiero que mis padres tengan problemas o retrasos por mi culpa- Se apuró a decir, comiendo sus tostadas de mermelada, frunciendo el ceño con preocupación.

No deseaba ir a clases, tampoco comenzar un nuevo año donde no sería vista y preguntándose por qué le ocurrían aquellas cosas si ella, no se metía con nadie.

El resto del desayuno fue silencioso hasta que la hora de partir finalmente llego.

Anaya se puso de pie, agradeciendo su comida y fue al baño a cepillar sus dientes.

Una vez lista, Ame entrego su lonchera de almuerzo y la cruzo en su cuerpo, despidiéndose de ella.

-Ten un buen día. -Gracias- Hizo una leve reverencia- Nos vemos por la tarde.

Ame se quedó en la puerta y el auto blanco ya estaba allí, bajando un chico de cabellos negros, blanco y muy alto.

Madara era el nuevo chofer de Anaya por este año.

-Buenos días, señorita Takahashi- Madara le reverencio y ella le sonrió.

-Solo dime Anaya... no seas tan formal- Abrió ella misma la puerta del auto.

-Pero señorita... -Fue hasta la puerta, cerrándola él mismo.

Pertenecer a la familia Takahashi a veces era demasiado para ella, sobre todo porque era muy joven y a pesar de estar desde pequeña, aún no terminaba de acostumbrarse.

InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora