Capitulo 15

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El enojo y el miedo se asentaron en su pecho, deteniéndose abruptamente para mirar hacia atrás y luego a la derecha, encontrando un pasillo bastante extraño y desolado.

El silencio era aterrador, pero solo de allí, provenía un leve sonido, dirigiéndose hacia allá.

Hanma tiro la puerta de una patada, buscando con su mirada rápidamente a la ojiverde que estaba tendida en el suelo con el hombre mayor encima.

Su rostro se volvió serio, recorriéndole la cólera por todo su cuerpo al ver tal escena, yendo hacia él, pero su hombro fue tocado, deteniendo su andar unos momentos.

La escena que había visto con Osanai se repetía, pero también su vista se posó en quien toco su hombro.

—La has encontrado primero, quédate con ella y yo con este mal nacido.

Hanma vio la risa macabra de South, girándose para ver a la ojiverde la cual estaba sola, y Daisuke a unos pasos de ella, llamando a alguien.

El mayor, al ser descubierto, veía su plan totalmente fracasado y también expuesto.

Se acercó a ella, arrodillándose para ayudarla a levantarse.

Anaya tenía los ojos apretados y cerrados, derramando lágrimas sin detenerse.

—Anaya… —Hablo Hanma con voz suave, tocando su mejilla con cuidado al ver lo herida que estaba.

Anaya abrió los ojos con miedo, viendo a Hanma visiblemente preocupado por ella, estaba sorprendida de verlo allí una vez más, sintiendo algo de alivio en su angustiado corazón.

—Shuji... viniste...

Hanma asintió, sacando una navaja de su bolsillo y corto las amarras que estaban en sus manos, soltándola finalmente.

Las amarras habían dejado visibles marcas en sus muñecas.

—Debemos salir de aquí ahora—La ayudo a ponerse de pie, atrayéndola a su regazo.

—No se llevarán tan fácil a esa muchacha, es mía y ustedes interrumpieron lo que estaba a punto de pasar—Hablo Daisuke confiado, dejando que los hombres que lo protegían, entraran.

—Tadashi y Oleg me han enviado aquí —South alzo su puño hacia él—Porque tú no saldrás de aquí.

"Demonios" Pensó Hanma, viendo a muchos hombres entrar mientras escondía a la ojiverde letras de él.

No la tocarían otra vez y debía asegurarse que no volvieran a levantarse.

Matar no era su opción, nunca lo había pensado, pero el aura intimidante que desprendía el rubio delante de él, le anunciaba que muchos, no saldrían de allí.

*_*_*_*

—No debiste perder de vista a Hanma —Reprocho Haru a Kisaki.

—Hanma se olvidó de nosotros por esa niña. Está cavando su propia tumba con ella.

Haru se giró, alzando la ceja.

—¿De qué hablas?

—Tener una mujer en tu camino, hace que tomes malas decisiones y te vuelvas vulnerable.

—¿Tú crees que este juego del pandillero durara toda la vida? —El peliblanco alzo una ceja.

—Claro, viviremos de ello y conquistaremos Japón.

—Eres demasiado joven para decir algo así. ¿Qué te motiva a querer esa meta?

El rubio acomodo sus gafas, sintiendo por primera vez la duda de porque hacía todo aquello.

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