El Señor va delante de ti. Él estará contigo, y no te dejará ni te desamparará. No temas ni te intimides.
–Deuteronomio 31:8–Capítulo 21:
No hay por qué temer.Eloisa suspiró profundo y luego mostró una sonrisa mientras con su mano acariciaba la mejilla derecha de Aurora.
Los ojos de la chica mostraban una luz diferente a como Eloisa la conoció la primera vez que la miró.
Ciertamente el corto tiempo en la montaña le hizo bien, y los resultados poco a poco se irían reflejando en ella.
—Te voy a extrañar mucho, Eloisa —le confesó Aurora, tomando a Eloisa por sus manos.
—Yo también te voy a extrañar mucho, Aurora. Cuídate, por favor. Estaré orando mucho por ti y por Mateo. Deseo de todo corazón que ambos puedan llegar a tener una vida mejor, sirviendo a Jesús con mucho amor.
—Espero que así sea, Eloisa. Ya quiero vivir sin estar escondiéndome de alguien.
—Pronto esto acabará, mi niña, ya lo verás. Mientras tanto sigue orando y teniendo fe de que todo mejorará algún día —dijo Eloisa, finalizando con un beso que procedió a darle a Aurora en la frente. Luego de eso se encaminó hacia donde estaba Emmanuel junto con Mateo el pequeño Mateo.
—Debo de confesar que voy a extrañar mucho tu café —dijo Emmanuel, haciendo que Eloisa soltara una pequeña carcajada.
—Mi pequeño Mateo, espero verte pronto —le dijo ella al niño que permanecía en los brazos de Emmanuel —. Pórtate bien y sé un buen bebé. Trata de siempre sacarle una sonrisa a tu linda tía, ¿te parece?Dios te bendiga, mi niño.
Eloisa le dió un beso a Mateo en ambas mejillas y luego procedió a mirar a Emmanuel, quien le sonrió y después suspiró.
—Creo que no te veré por un largo tiempo, Eloisa.
—No exageres. Podremos coincidir en ciertas ocaciones cuando baje al pueblo a comprar algunas cosas. De igual forma sabes dónde vivo, puedes ir cuando quieras, mi niño. No sabes lo cuánto me alegra que hayas entendido muchas cosas en la montaña, Emmanuel. Estoy segura que toda esa experiencia y conocimiento que adquiriste sabrás manejarlo en este lugar.
—Sé que Dios no me dejará solo.
—El Señor va delante de ti. Él estará contigo y no te dejará ni te desamparará. No temas ni te intimides. Deuteronomio 31:8 —citó Eloisa, colocando una mano sobre la mejilla derecha de Emmanuel para después darle un beso en la frente —. Te dejo esa cita bíblica para que la medites y la tomes para ti. También te ayudará mucho al momento de confrontar a aquellos que quieran hacerte daño.
—Gracias, Eloisa. Tomaré mucho en cuenta ese versículo.
—Fue un placer haberte hecho compañía en la montaña. Fuiste un gran vecino.
—Eduardo y tú llegaron como una gran bendición en mi vida. Los amo mucho —dijo Emmanuel, acercándose a ella para darle un beso en la frente.
—Bien, creo que ya es momento de irme. Aníbal, te los encargo mucho.
—Así será, Eloisa. Gracias por haberte quedado a almorzar con nosotros.
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Ojos abiertos [En pausa]
SpiritualLas tinieblas quieren ocultar la luz para siempre; pero no es tan fácil. Emmanuel Cisneros es un joven de veintidós años de edad que está en proceso para ser el futuro sacerdote de su pueblo. Muchas de las personas que lo miraron crecer desde peq...