CAP 23: Te amo

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Helga salió corriendo de su departamento y cuando llegó al paradero, tomó un taxi, mientras iba en el auto, se moría del miedo, primero porque no sabía si iba a llegar a tiempo y segundo si es que llegaba a tiempo, no sabía que iba a decirle a Arnold; pero, ya que más daba, le diría lo que en ese momento su corazón le iba a dictar

...

Arnold se encontraba terminando de alistar su maleta, la cual era pequeña, pues, aunque quisiera, no podía quedarse fuera de New York por mucho tiempo, pues tenía responsabilidades que cumplir

-Bien, creo que ya tengo lo necesario – dijo en voz alta, a pesar que nadie lo escuchaba, pues estaba solo.

El joven tomó su maleta y empezó a dirigirse hacia la puerta, una vez que salió, bajó por el ascensor y llegó hasta el primer piso para buscar su carro, que se encontraba parqueado en el frontis del edificio en donde vivía, abrió la parte trasera del auto para guardar su maleta, cuando de pronto escuchó una voz a su espalda que le erizó la piel.

-Arnold – la voz de la mujer, invadió los sentidos del rubio e inmediatamente volteó

-¿Helga?...¿qué haces aquí? – le preguntó, mirándola con zozobra

-Arnold, vine a decirte que – sus piernas comenzaron a temblar y su orgullo no la dejaba pronunciar palabra

-¿A qué? – la observaba expectante de su respuesta

-Yo...yo – tartamudeaba – yo he venido...a pedirte que – no lo miraba, sino miraba el suelo y a la vez se sobaba el brazo izquierdo, con ansiedad – no te vayas...

-¿Qué?...– dijo extrañado

-Quédate conmigo, volvamos a intentarlo – lo miró a los ojos, con firmeza y determinación

-¿Cómo?...¿A qué viene, tremenda solicitud?...¿Qué pasó?...¿me estoy perdiendo de algo? – preguntó con incredulidad y confusión

-Arnold...yo...te amo

-¿Qué?...¿me amas?...¿quieres volver a intentarlo?, vaya que sorpresa...¿qué te hizo cambiar de opinión? – preguntó con seriedad y tratando de ocultar su dolor

La rubia levantó la mirada, para poder asegurarse que la persona que le estaba hablando de esa manera, era realmente Arnold

-Tu madre, habló conmigo y me contó lo que realmente pasó con Julieta...y bueno, Phoebe escuchó una conversación entre María y Julieta...y...

-¿Mi madre?...¿Phoebe?...ah entiendo – hablaba con frialdad – estás aquí, para decirme que solo porque mi madre y Phoebe te dijeron, lo realmente sucedió, me vas a creer

-Arnold, escúchame...lo que pasa es...

-No Helga – la interrumpió – es mejor que ya no digas nada más y te vayas...nosotros ya estamos divorciados y solo hablaremos de cosas concernientes a Nicole...después de todo, eso ha sido lo que me has dejado en claro – hablaba con dignidad – sé que en el pasado me equivoqué, te fallé y desde que te volví a encontrar, intenté de mil maneras, obtener tu perdón y te pedí una y otra vez, que volviéramos a empezar, pero no quisiste...y yo ya lo acepté y decidí que tengo que seguir con mi vida

Esas palabras se clavaron en el corazón de la mujer y sintió que el dolor le caló los huesos

-Arnold, te dije que...te amo ¿no lo entiendes? Acaso ¿no me escuchaste?

-Sí, te escuché, pero ahora soy yo, el que no puede creerlo – le repitió – dime una cosa ¿te diste cuenta de esos sentimientos hacia mí, cuando descubriste que todo lo que te imaginabas era mentira?...¿o lo supiste, cuando te enteraste que iba a viajar?...porque si es así, entonces tu confesión no tiene validez

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