04. | Mariposa

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Eran las 3:00am y Mikasa seguía estudiando. Tenía que terminar un ensayo.

Tallaba sus ojos a cada rsto y tenía que parpadear varias veces para poder aclarar su vista. Tenía 4 tazas de café ya vacías.

Prendía su celular para ver la hora. Sabría que no dormiría más de 3 horas.

—Mikasa —se escuchó la voz de su hermano afuera de su cuarto—, ¿qué haces despierta?

A veces, cuando escuchaba la voz de Levi a través de su puerta sentía una punzada en su corazón. Como si ardiera.

Amaba a su hermano, pero ciertas cosas que pasaban cuando estaba con él se sentían tristes o nostálgicas. Como cuando cantaba aquella canción "Niña de lluvia". Le gustaba cuando Armin y sasha la cantaban, pero con Levi era diferente, tenía la necesidad de acurrucarse en su pecho.

¿Por qué?
Su hermano no se irá de su lado. Siempre permanecerá ahí incluso en otras vidas, ¿verdad?

—Estoy haciendo mi tarea —respondió ella mientras, por milésima vez, se tallaba los ojos para despejar su vista.

Levi abrió la puerta. Tenía una camisa de manga larga y unos pantalones cómodos; su cabello estaba alborotado y tenía unas pantuflas color azul adornando sus pies.

—¿Por qué tan tarde?

—Porque es largo. Tiene que ser de 50 hojas y apenas estoy en la 30 —soltó un suspiro mientras le daba un trago a su café.

—Tanta cafeína te hará daño —caminó hacia ella y de agachó para poder ver el trabajo de la azabache. Parecía limpió y usaba los términos adecuados para cada uno de los temas abordados.

—No tanto como el profesor Stein —le ardía la vista y en cualquier momento juraría que se quedaría ciega.

—Ve a dormir.

—No puedo, es para mañana —respondió y estiró sus brazos.

—¿Sobre qué es?

—El descubrimiento de la medicina y todo lo que conlleva —estaba arta de todo ese tema.

—Vete. Yo lo termino —la hizo a un lado.

—¿Qué?

—Mañana es mi día libre no importa si me desvelo. En cambio tú necesitas dormir aunque sean 5 horas.

—Pero-

—También tengo estudios en medicina, Mikasa y puedo poner a la perfección la bibliografía y el formato en APA —levantó a Mikasa de su asiento y se sentó.

—¿Estás seguro?

—Sí sigues insistiendo me retractaré —amenazó.

Mikasa no dijo una palabra más y se aventó a su cama. Sentía como si no la hubiera tocado en 20 años.
Se arropó y se permitió soltar un suspiro.

Por el borde de la cobija pudo observar a su hermano. Estaba haciéndolo muy rápido. Así era él.

Se sentía afortunada. No se podría imaginar su vida sin Levi. Probablemente sentiría ganas de morir eternamente.

—Levi —lo llamó.

—¿Mmh? —se limitó a girar muy poco su cabeza sin despegar la vista de la computadora.

—Gracias —sonrió.

Solo así, después de agradecer a su hermano y de aceptar que era lo más importante para ella, pudo dormir con tranquilidad a pesar de la gran cantidad de cafeína en su organismo.

𝑷𝒂𝒓𝒂𝒅𝒊𝒔𝒆 | 𝑬𝒓𝒆𝒎𝒊𝒌𝒂 𝑨𝑼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora