14. | Cualquier lugar menos a casa

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Capítulo 14

Cualquier lugar menos a casa

Mikasa miró los ojos de Eren y por un momento se quedó paralizada un dolor en su pecho se hizo presente justo en su marca de nacimiento en el pecho.

—No lo sé, Mikasa —contestó Eren—. Pero desde que te conocí no he podido evitar pensar que te he visto en otro lugar y que me marcaste de todas las formas posibles.

Los ojos de Mikasa comenzaron a crustalizarse. Se sentía cómo si finalmente después de mucho tiempo hubiera vuelto a encontrarlo.

Él tomó su mejilla y la acarició limpiando una lágrima traviesas que escapó por aquellos ojos grises como la luna.

—Siento que no te he visto en años —confesó ella mientras su llanto aumentaba. No sabía de dónde venía aquel sentimiento de tristeza profunda, pero no dudó en abrazar a Eren con todas su fuerzas.

—Shh, tranquila, estoy aquí —acarició su espalda mientras ella se aferraba a él con fuerza.

Deseaba que él nunca la dejara y de repente imágenes vinieron a su cabeza. Imágenes que nunca había visto: Eren tocando el piano, ambos corriendo para atrapar un arcoiris y él llorando llorando la lluvia mientras la sostiene. Pero ella so ve atraves de sus ojos y no sabe por qué Eren llora así que solo se aferra a él.

—¿Quieres que regresemos a tu casa?

—No. Quiero estar contigo.

—¿Estás segura?

Mikasa se separó del abrazo y Eren quiso llorar al verla tan destrozada, las lágrimas no dejaban de fluir de sus preciosos ojos notando el contorno de sus ojos rojos al igual que su nariz y mejillas.

—Me duele mucho.

—¿Qué te duele? —preguntó Eren con evidente preocupación.

—Mi corazón me duele mucho —tocó su corazón mientras lloraba.

Eren la tomó de los hombros y la sentó en su regazo para limpiar sus lágrimas.

—Respiremos juntos ¿sí? —ella asintió—. Inhala... exhala.

Mikasa lo hacía pero no lograba dejar de llorar del todo. El dolor en su corazón cada vez se hacía más fuerte y Eren se preocupa cada vez más.

Decidió abrazarla dejando que ella se acurrucada en su pecho y comenzó a besar su cabeza mientras le hablaba.

—Nada te pasará si estoy aquí —susurró—. No sé qué nos tenga unidos pero finalmente nos hemos encontrado, ¿no? —ella asintió—. Desde que te conocí quedé encantado por tus preciosos ojos. Jamás había visto unos ojos tan preciosos como los tuyos —bajó su mirada notando como ella lo observaba aún con lágrimas—. Parecías un pequeño pajarito perdido entre toda esa gente y me sentí hechizado.

Mikasa comenzaba a calmarse un poco mientras cerraba sus ojos y sentía las caricias de Eren en su cara y como reposaba su mentón en la cabellera de ella.

—Jamás creí en las vidas pasadas, jamás creí que yo pudiera pertenecer a el tipo de personas que encuentran a su hilo rojo, pero creo que todo se puso de cabeza cuando te vi. Lamento si te abrumo con mis sentimientos —ella negó.

—Yo también te amo, Eren. Y es inexplicable es como si lo hubiera hecho desde hace muchísimo tiempo —su respiración todavía estaba intranquila, pero por lo menos ya podía hablar más.

𝑷𝒂𝒓𝒂𝒅𝒊𝒔𝒆 | 𝑬𝒓𝒆𝒎𝒊𝒌𝒂 𝑨𝑼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora