ch. 007

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SIETE:
catorce años

SIETE:catorce años

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LOS PRIMEROS DÍAS DE CLASE PASARON VOLANDO. Cuando Dione cayó en cuenta, ya era octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el castillo. Miro el calendario, era el tercer día del mes y, por lo tanto, ese mismo día (ya hace bastante tiempo) había nacido, cumplía catorce años y era la primera vez que celebraba su cumpleaños sola. Dione siempre había pensado que los cumpleaños eran especiales por sí solos, pero ahora se daba cuenta de que lo que importaba era la gente que te acompañaba. Sus papás solían prepararle un gran desayuno, los Potter le enviaban un regalo por cada uno de los tres miembros de la familia, y sus compañeras de cuarto le cantaban las mañanitas. Este año, Dione amaneció sin nada, pero tampoco es que estuviera con ánimos de celebrar algo.

Salió de la cama temprano; todas sus compañeras aún se encontraban dormidas, solo la gata, Velvet, estaba despierta y miraba fijamente a la ventana del cuarto, moviendo las orejas de vez en cuando por el ruido que Dione hacía mientras se arreglaba. Dione había decidido caminar por el castillo, aunque sin un lugar fijo al que ir.

—Buenos días—murmuró. Bajó y se encontró a una persona que reconocía en la sala común.

Luna Lovegood le dio una gran sonrisa, llevaba su varita en la oreja. Dio unos pequeños saltitos hasta llegar hacia Dione, pero miraba constantemente a su alrededor, como si buscara algo.

—Buenos días, Dione. Veo que te has levantado muy temprano.

—Puedo decir lo mismo —le dijo—¿Qué buscas?

—Mis zapatos —respondió, ahí Dione se fijó que andaba descalza—Ayer no llevé el amuleto, así que los nargles se lo debieron llevar.

—¿Amuleto?

—Sí—dijo, escudriñando en su cuello y mostrándole un collar de corcho de cervezas de mantequilla. —Mantiene alejado a los nargles.

Dione no era el tipo de persona que se quedará con las dudas, por lo que investigó sobre los nargles después de que Luna los mencionara por primera vez, pero no encontró nada, no había ningún libro que mencionara las criaturas y no estaban registradas en ningún lado. No tenía idea dónde Luna había sacado esa idea, pero no le parecía necesario mencionarlo.

—Déjame ayudarte —pidió. Luna parpadeó sorprendida y sostuvo sus manos entre las de ella, agradecida. Dione se sintió culpable, más que por amabilidad, se ofreció para mantener su mente distraída.

Pasaron toda la mañana buscando los zapatos. Primero miraron juntas por toda la sala común de Ravenclaw, buscaron en la biblioteca y pasaron por todas las habitaciones de las chicas. Dione le pidió a Anthony Goldstein que le preguntara a los chicos, y él les hizo el favor. Cuando estuvieron seguras de que no estaban allí, se separaron y comenzaron a buscar por el castillo. Dione miró por muchos pasillos y salones, hasta que terminó en uno del corredor, en el quinto piso. Adentro había un gran piano de cola y varios estuches de instrumentos de cuerda; estaba en el salón de música.

☉ temporal paradox | gemelos weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora