Toda la escuela sabía que había dos enormes idiotas en la clase A de tercer año, dos pervertidos a los que las chicas evitaban a toda costa. Dos que le habían ganado muy mala
fama a toda la clase.Mineta Minoru y Kaminari Denki, fueron la razón por la que la mitad de la clase A fue obligada a llegar primero al gran evento que estaba organizando la academia. Los profesores no querían a esos dos causando desastres, en medio del concierto que ofrecerían los alumnos de los cursos generales.
Fue un fastidio, pero los alumnos aceptaron porque no tenían otra opción, al menos llegar temprano les aseguraba buenos lugares, pues habían acaparado la primera fila del auditorio.
Todo marchó bastante bien, todo indicaba que los dos idiotas podrían comportarse por al menos un día. Eso parecía, hasta que las mujeres de la clase aparecieron en el auditorio.
Junto al escenario, a un par de metros de la primera fila, había una hilera de asientos en perpendicular, donde las chicas de la clase tomaron asiento. Jiro tomó la esquina más alejada, Momo se sentó junto a ella, después Toru, Asui, Mina, y cierta persona cuyo nombre podía ser escuchado entre murmullos en los pasillos de la escuela, Izuku, quien llegó tomado de la mano de Ochako y se sentó entre ella y Mina.
Al ver la disposición en que se sentaron las chicas, el par de idiotas pervertidos murmuraron entre sí.
—Midoriya va a arruinarlo —susurró Mineta.
—Cállate, si con él también funciona quizás el resto nos apoye... —respondió Kaminari.
—Entonces hay que encenderlo antes que lleguen los profesores —murmuró Mineta con una sonrisa pervertida.
Ambos asintieron, Mineta presionó el botón que pondría en marcha lo que ellos llamaban el verdadero espectáculo. Secretamente, semanas antes del gran concierto, esos dos planearon todo con precisión y cuidado, si tan solo hicieran lo mismo en sus clases serían una verdadera maravilla. Sin embargo, su mente brillante solo servía cuando se trataba de perversiones.
Habían conseguido múltiples instrumentos que a sus cortas edades no deberían siquiera ser capaces de comprar, diversos juguetes vibradores que consiguieron instalar en los asientos que ahora ocupaban las mujeres de su clase. Ellos eran los mayores pervertidos de la escuela, no significaba que fueran los únicos, el resto de idiotas colaboró con su maldita broma, instalando las cámaras para grabar el espectáculo.
Cuando Mineta presionó el botón, todos los juguetes se encendieron. Las animadas conversaciones en esa hilera de asientos se detuvieron en un instante, las pobres víctimas apenas lo sintieron, pero decidieron ignorarlo, creyeron que se trataba de algo sin importancia, quizás solo imaginaciones suyas.
Cinco minutos después, Mineta aumentó la intensidad, consiguiendo que sus víctimas dieran un respingo. Fue extraño para los chicos de la clase que se mantenían ajenos a lo que sucedía, ver a todas las mujeres y a Izuku guardar silencio de un segundo a otro. La forma en que todos los que estaban sentados en ese sitio apretaban las piernas saltó a la vista para los más observadores.
Diez minutos más y Mineta subió de nuevo la intensidad. Izuku había mantenido su mirada en el suelo, no quería arriesgarse a levantarse y dar un espectáculo lamentable a sus compañeros de clase. Sin embargo, ya no soportaba más, necesitaba un baño, y rápido, no solo por lo que temía encontrar entre sus piernas, sino, porque se conocía a la perfección. Su novio siempre elogiaba lo bonito que sonaba su voz cuando lo hacían, él sabía perfectamente que era demasiado ruidoso, por eso no podía permitir que aquello continuara. No resistiría si esa vibración que lo tenía viendo estrellas seguía aumentando.
Intentó levantarse, por supuesto fue un error. No se dió cuenta del pequeño gancho que había en su sitio, uno que se atoró en su ropa y lo regresó de golpe cuando consiguió alejarse un poco. Cayó con fuerza sobre el suave asiento, en el momento exacto en que Mineta aumentó la intensidad de nuevo. Por la sensación y la sorpresa, un sonido que bien podría ser la sinfonía más bella del mundo escapó de sus labios.
El chico de la clase A, que se murmuraba era gay, y que varias veces llegaba de la mano de un guapo chico de otra escuela, gimió dulcemente frente a toda su clase, mientras apretaba las piernas y cerraba los ojos con fuerza.
Izuku desató el caos con su voz, después de él, las chicas se unieron en un coro de sonidos igual de dulces. Todas habían intentado levantarse en algún momento, y obtuvieron el mismo resultado que Izuku.
—¿Oigan, están bien? —llamó Kirishima, levantándose para intentar ayudar.
La respuesta que obtuvo fue un coro de gemidos desesperados. Mineta había subido la intensidad de nuevo.
Momo y Jiro se abrazaron, necesitaban aferrarse a algo para intentar calmarse. Kirishima siguió con sus intentos de ayudar, caminando hacia las chicas, pero Mineta no podía permitir que el espectáculo se detuviera, por eso aumentó la intensidad una vez más, con eso la sinfonía de dulces voces aumentó el volumen.
Ochako sujetó una mano de Izuku, con la otra se aferró a su falda. Mina sujetó con fuerza la otra mano de Izuku, entrelazando sus dedos. No fue la intención de ninguno, pero le regalaron el mejor espectáculo de sus vidas a los chicos de la clase A. Izuku se dejó caer sobre el respaldo del asiento, otra mala decisión, pues la parte posterior de su sitio se hundió, dejando al pobre chico de pecas con las piernas abiertas y extendidas hacia arriba. Él gimió con fuerza y desesperación al quedar totalmente expuesto a las vibraciones, Ochako y Mina se pegaron a él, intentando calmar lo que sucedía con sus cuerpos. Los tres terminaron con el rostro sonrojado y los ojos acuosos, soltando gemidos al aire, deseando que lo que sea que sucediera se detuviera.
—¡Kacchan, por favor! —suplicó Izuku.
Aquel grito lo sacó del trance, aunque le hubiera fascinado quedarse a ver cómo terminaría todo ese raro asunto, no podía permitir que Izuku continuara con esa tortura. Katsuki se levantó de su sitio, dando zancadas hasta el espectáculo. Tomó a Izuku por la cintura y lo sacó con fuerza del asiento.
Izuku se pegó al pecho de su salvador, respirando agitado, al menos por fin tenía un poco
de tranquilidad.—Gracias... Kacchan —dijo solo para desmayarse después.
—¡Kacchan! —gritó el resto de chicas al unísono.
Katsuki dejó a Izuku en su asiento y corrió a ayudar al resto. Kirishima también salió del trance, junto con Ida, Sato y Sero.
Aquel día la mitad de la clase A estuvo ausente durante el concierto. Las mujeres e Izuku se recuperaban en la enfermería. Katsuki, Kirishima e Iida vigilaban a las pobres víctimas, mientras cierto par de pervertidos enfrentaban el castigo de los profesores que ya se habían enterado de su broma.
Fue una broma de muy mal gusto, una humillación para las víctimas desafortunadas, sin embargo, Mineta y Kaminari provocaron algo más grande, un sentimiento compartido por todos los que presenciaron el espectáculo en primera fila.
Después del concierto, a media tarde ese mismo día, las chicas e Izuku entraron cabizbajos al edificio de los dormitorios. Al separar la vista del suelo, Izuku vio a Katsuki a unos cuantos metros de él, al parecer con la intención de acercarse a ver si estaba bien. Pero el pobre corazón de Izuku no pudo con la vergüenza, estalló en lágrimas y corrió escaleras arriba. Katsuki lo llamó a gritos, al mismo tiempo que las chicas se unían a Izuku en su huida.
Cuando los llantos se alejaron, Katsuki se giró con furia hacia el par de pervertidos, les dió cinco minutos para huir, solo cinco minutos les restaban de vida, pues el resto de chicos de la clase se unió a katsuki, incluso Koda estaba furioso.
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Bueno este es el preludio jaja
No recuerdo de dónde, pero una vez ví una película donde alguien hacía una broma como está en una iglesia, si alguien sabe cómo se llama porfavor pásenme el nombre 🙏Si alguien tiene el valor para acompañarme en esta travesía, será un placer escribir para ustedes.
Con mucho amor, DK.
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Deseos nocturnos [Dekubowl]
FanfictionEran un par de pervertidos, eso lo sabía toda la escuela. Eran un par de imbéciles, podías notarlo con solo verlos un par de segundos. Pero nadie estaba preparado para lo que sucedería por sus estupideces. Una broma cruel y desvergonzada los llevó...