Llevaba tiempo fantaseando con una cita perfecta junto a una linda chica, aquella tarde no fue la excepción, pasó el día después del concierto imaginando, para su sorpresa, la protagonista de sus fantasías no era una chica sexy y deslumbrante, sino, un chico tierno de mejillas pecosas, aunque eso ni siquiera llegó a molestarle.
Finalmente, cuando llegó la hora de irse a dormir, su mente y sus recuerdos se unieron en un sueño extraño…
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A pesar de la situación, a pesar de saber que sería el objetivo para los “accidentes” entre clases por el resto de su vida escolar, no podía contener la enorme sonrisa de satisfacción que iluminaba su rostro. Y tampoco ayudaba que todos esos idiotas que perdieron contra él lo miraran desde la sala común con intenciones asesinas.Ni siquiera tenía que preguntar qué estaban haciendo todos reunidos un jueves por la tarde. No era algo usual, casi siempre se fugaban a esa hora a sus habitaciones para hacer sus deberes del día. Su sonrisa se ensanchó más, cuando entendió que todos estaban ahí sólo para ver cómo luciría Izuku para su cita con él.
Estaba retando a Bakugo con la mirada cuando alcanzó a ver a su chico de pecas parado en la cima de las escaleras. Se veía tan avergonzado, tan tímido, tan perfecto.
Tenía que agradecer a todos los dioses de la fortuna por haber hecho que Izuku perdiera su apuesta en el póker, esa que le hizo ganarse como castigo usar esa ropa para su cita, una larga falda de holanes de color rosa brillante, junto con un suéter crochet de color nude.
Izuku suspiró, luego activó su quirk y bajó corriendo las escaleras hasta llegar a la puerta, donde su cita lo esperaba.
—¡Regresaremos más tarde, chicos! —gritó como despedida.
Él les dedicó al resto de perdedores una última sonrisa triunfante.
—Regresaremos más tarde —dijo con un tono oscuro, cerrando la puerta, antes que Todoroki saltara el sofá para ir tras él.
Entre charlas, guió a su cita hasta uno de los tantos cines de la ciudad. El primero que encontraron de hecho, pues en ese día lluvioso, tenía que encontrar un refugio para proteger a Izuku del frío.
Mientras su inocente pecoso repasaba las películas entre murmullos, él se concentró en pensar cual de todas sería la menos frecuentada, pues lo que él planeó para su cita no era precisamente ver una película.
Finalmente se decidieron por un estreno, una película de terror que no tenía las mejores críticas ni los mejores efectos especiales, pero qué Deku parecía muy interesado en ver.
Le compró palomitas, nachos y una bebida grande. Cuando faltaban diez minutos para la función, entraron a la sala.
Fue agradable disfrutar una película comiendo palomitas, con Izuku refugiándose en su brazo, tenía que admitir que ese chico lo tenía fascinado.
A media película, cuando la bandeja quedó vacía, Sero la hizo a un lado, poniéndola sobre uno de los tantos asientos vacíos que los rodeaban, pues solo había una pareja acompañándolos en la sala, dos chicos sentados en la esquina opuesta a ellos, tres filas abajo.
Levantó el descansabrazos y aprovechó para pegarse más a Izuku.
Con el pecoso concentrado en la trama, él se permitió ser travieso, acarició con descaro las suaves piernas de Izuku, levantando poco a poco su falda. Se entretuvo escuchando sus jadeos, viéndolo intentar apartar su mano. Lo que el pecoso obtuvo en respuesta, fue que Sero sujetará su mano para guiarla hasta la erección que se apretaba contra sus pantalones.
Izuku dió un respingo y su mirada se llenó de terror, intentó apartar su mano, pero Sero la aprisionó ahí, al mismo tiempo que comenzaba a devorar sus labios.
—No finjas que no quieres esto, Izuku —susurró contra su oído, mientras su mano subía peligrosamente, levantando más la falda en el camino.
Izuku se rindió, dejó que esa lengua caliente y experta jugará con su boca como quisiera. Tampoco pudo resistirse. Dejando a un lado su supuesta timidez, bajó el zipper de su acompañante y acarició con suavidad el duro miembro de Sero a través de la tela de sus bóxers.
El de cabello negro no se quedó atrás, levantó más la falda y metió su mano bajo la ropa interior de Izuku, arrancando un sonoro suspiro cuando metió dos dedos en su culo.
Quería disfrutar las caricias de Izuku, pero era más divertido torturarlo y verlo luchar por contener sus gritos, por eso Sero se inclinó sobre él, metiendo un dedo más, simulando embestidas. El asiento de Izuku se hundió un poco, dejándolo con las piernas abiertas, a merced de su acompañante.
—Carajo, te ves tan sexy justo ahora —suspiró Sero contra sus labios carnosos.
—Por favor, Hanta, nos van a escuchar… —sollozó Izuku.
—Entonces no hagas tanto ruido, pequitas.
Metió un cuarto dedo, disfrutando de la forma en que Izuku arqueaba la espalda. Siguió con su encantadora forma de tortura, hasta que Izuku lo abrazó, aferrándose a su chaqueta con las uñas y dientes. El pequeño pecoso se había corrido sobre su ropa interior.
Mientras Izuku luchaba por recuperar la compostura, Sero liberó su enorme erección y vertió sobre su miembro el contenido de un sobre que sacó de sus pantalones. Sujetó a Izuku por la cintura y lo puso de pie, para guiarlo a sentarse sobre él.
—No, Hanta —susurró Izuku.
—Tranquilo pequitas, no creo que a ellos les importe mucho —respondió en voz alta.
Fue entonces que Izuku se dió cuenta de los gemidos que provenían de la otra pareja, pues al parecer, Sero no era el único pervertido de ese tipo. En medio de su descuido fue obligado a sentarse sobre la dura erección, entonces se unió en una sinfonía de gemidos con la chica que estaba en la misma situación que él.
Sero sujetó sus muslos y los levantó sin remordimiento por la vergüenza que estaba causando en Izuku.
—¿Te gusta, verdad pequitas? —susurró contra su oído, dejando besos en el camino.
La forma en que su entrada se estiraba para recibir a Sero no lo dejó pensar, saber que alguno de los encargados podía entrar y verlo con las piernas abiertas mientras su compañero de clase se lo cogía, le causó tanto miedo que inevitablemente se apretó más, consiguiendo que su acompañante lo llenara con su semen.
Aquello siguió por horas, incluso cuando los créditos se mostraron en la pantalla grande, Sero seguía embistiendo al pecoso que se aferraba con uñas y dientes al asiento afelpado frente a él.
Horas después, cuando la noche fue plena, ambos chicos estuvieron de vuelta en los dormitorios. Sero abrió la puerta para Izuku, y los suspiros de sorpresa e indignación se hicieron presentes, nadie quería preguntar sobre las extrañas manchas en su falda, pero más de uno estaba por exigir una explicación por las marcas rojas sobre su cuello.
El responsable de ese desastre sujetó con brusquedad la cintura de Izuku y lo apretó contra él, devorando sus labios en un beso salvaje y colmado de lujuria.
Se separaron unos minutos después, Sero con una sonrisa, Izuku con la mirada nublada y un hilo de saliva escurriendo de sus labios.
—Estamos demasiado cansados, nos iremos a dormir —anunció Sero comenzando su camino escaleras arriba.
Les regaló una última sonrisa a los perdedores que lo observaban desde la sala común, y con una sonora nalgada en ese culo perfecto, escondido tras una falda, les anunció a todos que esa noche sería mejor que usaran tapones para los oídos.
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Deseos nocturnos [Dekubowl]
FanfictionEran un par de pervertidos, eso lo sabía toda la escuela. Eran un par de imbéciles, podías notarlo con solo verlos un par de segundos. Pero nadie estaba preparado para lo que sucedería por sus estupideces. Una broma cruel y desvergonzada los llevó...