5. En Mitad de la noche

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—¿Entonces qué pasa? —Jeongin preguntó después de bostezar y dejarse caer en la cama.

Felix los miró a todos con una mueca en el rostro.

—¿Se te insinuó? ¿Te quiso besar? ¿Te tocó? ¿Se sobrepasó contigo? —Minho lo miró preocupado.

—Peor...

—¿¡Peor!? ¿Qué pasó?

—¡Ese es el problema! ¡No hizo nada! —Todos lo miraron indignados. Seungmin llevó sus manos a su rostro con algo de frustración.

—Tiene que ser una jodida broma...

—¿Ven? ¡De verdad no lo entiendo! Lo más lejos que ha ido es una estúpida guerra de miradas esta mañana por un pan. ¡Un pan!

—Lleva menos de cuarenta y ocho horas aquí, Lix...

—¡Pero sin llevar diez minutos de conocerme, ya me había tirado un coqueteo indecente!

—De verdad no puedo creerlo. ¿No te molestaba que fuera un atrevido? —Minho se sentó en la mesa del tocador.

—Sí. —Abrió las cortinas—Pero mírenlo. —Señaló una sección del jardín donde el Rubio "Rey" se encontraba en una llamada telefónica—Es muy...

—¿Normal? —El menor de los cuatro lo miró con una ceja elevada y Felix reprimió un quejido aún mirando la ventana.

De improviso, Hwang miró hacia la ventana, y ambos cruzaron miradas, al menor se le pusieron rojas hasta las orejas y el mayor, de manera atrevida, le guiña un ojo, provocando que Felix cierre bruscamente la cortina de nuevo.

—¡Oh, por Dios! ¡No puedo creer lo descarado que es!

—¿Qué pasó?

—¡Me vio! ¡Y me guiñó un ojo! —Sus tres amigos estallaron en carcajadas.

—Espera, espera. ¿Me estás diciendo que ese tipo te coqueteó a través de la ventana mientras estaba en una llamada telefónica? —preguntó Seungmin con incredulidad.

—Sí, exactamente eso. ¡Es ridículo! No puedo creer que tenga la audacia de coquetear conmigo mientras está ocupado en una llamada telefónica. Es como si no le importara en absoluto.

—La verdad es que no te entiendo, Pecas. —Su primo suspiró acercándose a él—Hace menos de cinco minutos te quejabas de que no había hecho nada, ahora, te lanza un coqueteo discreto y te vuelves loco.

Felix frunció el ceño, sintiéndose frustrado por la contradicción en sus sentimientos.

—Lo sé, lo sé, suena contradictorio. Pero es que... no sé cómo explicarlo. Supongo que me molestaba su atrevimiento, pero al mismo tiempo me intriga. Es como si estuviera jugando conmigo, probando los límites. Es molesto...

—Es para lo que está aquí después de todo, ¿no? Conquistar tu corazón y casarse contigo —El menor lo miró desde la cama.

—Él no tiene que ganarse mi corazón... Solo tiene que portarse bien frente a mis padres.

—Quizás él no piense lo mismo, pecas.

—Quizás él no piense lo mismo, pecas

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Entre la mafia y la corona [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora