11. Mentiras, dulces mentiras

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Hwang Hyunjin emprendió viaje a su "Reino" durante el atardecer, o esa era la mentira que le había comentado a los reyes de Haebok para justificar su salida.

Pero en realidad tenía una reunión con Choi Yeonjun.

La reunión tenía lugar en un sitio remoto y escondido, lejos de miradas indiscretas y oídos curiosos. Hyunjin llegó al punto de encuentro y encontró a Yeonjun esperándolo en la penumbra.

—Llegas tarde —dijo Choi con voz burlona, mientras se apoyaba con indiferencia contra una pared.

—Tuve que asegurarme de no ser seguido —respondió Hyunjin, sin perder la compostura.

—Claro...Seguido...—ironizó el pelinegro—¿Qué es lo que quieres, Hwang? —preguntó, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Necesito más tiempo para pagar la deuda...

—Ya te lo dije Hwang...Quiero al príncipe dentro de dos semanas...

—Lo sé, lo sé, pero mi plan requiere de cinco semanas más...

Choi soltó una risa burlona y se acercó lentamente al rubio, dejando ver su mirada amenazante

—Cinco semanas más... Eso es mucho tiempo. ¿Crees que puedo confiar en ti, Hwang? ¿O simplemente estás tratando de ganar tiempo para traicionarnos?

—Lo se, Yeonjun, no soy de tu confianza... —dijo Hyunjin con determinación—. Pero si quieres que entregue al príncipe, necesito más tiempo. Si me das cinco semanas adicionales, te prometo que lo tendrás.

—Cinco semanas adicionales —repitió Choi con voz fría—. Está bien, te daré el tiempo que pides, pero ten en cuenta que si no cumples tu promesa, las consecuencias serán severas.

Hwang asintió con seriedad. Sabía que no podía permitirse fallar, ya que su vida y su negocio estaban en juego.

Sin embargo, antes de que pudieran finalizar la reunión, varios hombres de la mafia Choi aparecieron de repente, rodeándolos. Hyunjin se puso en guardia, pero era demasiado tarde. Los hombres de Yeonjun se abalanzaron sobre él, golpeándolo sin piedad.

Los golpes eran rápidos y brutales, era como si cada golpiza fuera un recordatorio de la despiadada realidad de su situación.

Finalmente, después de un tiempo que pareció una eternidad, los hombres de Yeonjun dejaron a el rubio en el suelo, ensangrentado y dolorido.

—Esto es un recordatorio de lo que te espera si no pagas a tiempo —dijo Choi, viendo la golpiza con frialdad.

Hyunjin se levantó con dificultad del suelo viendo como Choi y sus hombres se alejaban en la oscuridad.

Volvió al auto y condujo hasta el palacio sin preocupaciones, ya era tarde en la noche y nadie lo vería en ese estado.

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Entre la mafia y la corona [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora