Entre la mafia y la corona [Hyunlix]

21. Miedo

La respiración de Hyunjin se detuvo por un segundo al ver caer el cuerpo inerte de Yeonjun frente a el.

Bang y Seo se acercaron a él apenas lograron liberarse de los guardias Choi. Pero Hwang solo podía mirar a Felix, quien estaba con la pistola aún en la mano, temblando visiblemente.

—¡Felix! —gritó Hyunjin, con dificultad, mientras luchaba por moverse.

Felix finalmente dejó caer la pistola, sintiéndose abrumado por la magnitud de lo que acababa de hacer. Sus rodillas cedieron y cayó de rodillas mientras miraba el cuerpo sin vida de Yeonjun en estado de shock, incapaz de procesar completamente lo que había hecho.

—¿Que...que he hecho?

Hyunjin, con dificultad, se movió hacia Felix, sujetando su rostro con las manos temblorosas. Sus ojos mostraban un torbellino de emociones: remordimiento, tristeza y desesperación.

—Felix, escucha, no te culpes por esto... no tenías otra opción, él te estaba forzando a elegir. —Hyunjin intentó justificar la situación, aunque sabía que no había palabras que pudieran aliviar el dolor.

—Mate a alguien...

El mayor, Con cuidado, tomó a Felix en sus brazos y lo abrazó con fuerza.

—Lo siento, Lix. Lo siento tanto —murmuró Hyunjin, su voz quebrándose por la emoción.

Felix, con lágrimas en los ojos, correspondió al abrazo. Se sentía abrumado por la culpa y la tristeza, pero también por un profundo alivio de que Hyunjin estuviera vivo.

La habitación se llenó de un pesado silencio, roto solo por el sonido lejano de sirenas de la policía que se acercaban rápidamente. La situación se había salido completamente de control, y todos sabían que enfrentarían graves consecuencias.

—Tenemos que irnos— Bang Chan anunció—. La policía está en camino, y no podemos quedarnos aquí.

Hyunjin se levantó con dificultad y ayudó a Felix a ponerse de pie. Se miraron el uno al otro, sus ojos reflejando una mezcla de emociones que iban desde el alivio hasta la culpa. A pesar de las circunstancias, el amor que sentían el uno por el otro era innegable.

Seo y Bang tomaron las armas de los secuaces de Choi, asegurándose de que no fueran un peligro. Luego, todos se apresuraron a salir de la habitación. La policía estaba cada vez más cerca, y no podían permitirse ser atrapados en la escena del crimen.

Mientras escapaban por los pasillos, la adrenalina seguía bombeando en sus venas.

Finalmente lograron salir del lugar y ser recogidos por vehículos de la mafia Hwang.

Hyunjin se miró por última vez en el espejo. se había duchado y sus heridas habían sido curadas por su personal.

Ya estaba de vuelta en su casa, y junto a él, Felix también se encontraba allí, pero estaban en habitaciones separadas, a pedido del menor.