Jade || Harry Hook [Descendientes]

𝟏-𝟓

Leyó con cuidado el último mensaje del rey.

Ben le había informado sobre las últimas noticias en Auradon, como de costumbre, al igual que ellos en la Isla. Pero solo lo necesario.

Esta vez, lo necesario se convirtió en lo principal.

"Tu padre planea venir a Auradon a verte. No nos ha dicho una fecha exacta".

Escribió con rapidez una respuesta en la computadora y presionó Enviar en un parpadeo.

"Insiste. Te lo dirá. No puede llegar de sorpresa y no verme; haría de Auradon un infierno con su mal humor. Avísame en cuanto sepas, porque necesitaremos al menos un día completo para recoger todo y regresar a Auradon".

La respuesta de su mejor amigo no tardó en llegar.

"No puedo insistir mucho, se verá sospechoso. Eso dijo Mal".

"¿Mal?", escribió de regreso.

"Lo descubrió ella sola, lo juro. Pero quiere ayudar, lo sé".

No tenía ningún problema con ello. Simplemente le preocupaba que entre más personas estuvieran al tanto de la ubicación actual de la pecosa... más fácil sería que llegara a oídos de su padre justamente lo que le había prohibido a Jade.

"Muy bien. Encuentra cómo averiguarlo y retrasa su visita tanto como puedas. Dile que la Gira Real tomará más tiempo y no podrás atenderlo, seguro funcionará".

Observó el icono de escribiendo bajo el nombre de Ben, pero la respuesta jamás llegó. Miró la hora, se había cerrado el canal de comunicación.

Tendría noticias hasta el día siguiente a la misma hora.

Y aunque en otras circunstancias se hallaría de los nervios. Se encontraba bastante calmada.

No... Distraída, era la palabra adecuada.

Su mente todavía rondaba en los recuerdos frescos de lo vivido horas atrás. Su mente revivía las últimas horas junto al pirata una y otra vez, como si fuese una simple película a la cual rebobinar a gusto.

A veces Jade deseaba poder rebobinar todo y vivir en el mismo momento por siempre.

—Eso fue todo por hoy supongo. Bien, a dormir. Mañana saldré, buscaré al grupo de niños de la otra vez. No conseguí mucha información de ellos así que seguramente se me vaya el día en ello—, divagó entre dientes, en parte hacia Uno y Dos, en parte hacia sí misma.

Porque en realidad se estaba esforzado por pensar en qué haría en los siguientes días; sabiendo que no vería a Harry Hook. Pensaba en qué invertir su tiempo, además de lo obvio, para mantener su mente alejada del pirata de lindos ojos.

Y el pensamiento intrusivo fue empujado de golpe lejos de su mente. ¿Qué demonios? ¿Por qué ahora le preocupaba tanto no ver al capitán?

—Qué interesante—, murmuró para sí misma, metiéndose bajo las cobijas. Angus se aovilló a su lado.

( . . . )

Los siguientes días se le hicieron eternos. Tanto que empezó a despertar más tarde y a regresar a la base más temprano, deseando que el día simplemente terminara de una vez.

La incertidumbre la estaba matando. O quizás era la curiosidad. 

Como fuera, no lo diría en voz alta, pero sabía que lo que estaba calando en sus nervios era la espera.