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—Ven—, pidió Uma, enganchando su brazo derecho con el izquierdo del más alto; y tiró de él por el pasillo. 

No fue una caminata muy larga, en realidad; solo, algo intrincada. 

Harry no terminaba de comprender la necesidad de tantos pasillos, y giros, y curvas, y esquinas... ¡Y todo lucía exactamente igual!

A excepción de eso. Miró curioso el grafiti en una puerta y frunció el ceño al darse cuenta de que aquel mensaje seguro iba con absoluto odio intencionado para quien fuera que fuera la dueña de aquella habitación. 

Zorra. La tinta roja resaltaba aún más, teniendo en cuenta que todo a su alrededor se mantenía en la gama de los azules. 

Pero mayor fue su desconcierto al hallar que Uma se detuvo frente a la puerta también, soltando su brazo y dando un paso hacia ésta. 

Se trataba de la habitación de Jade Genie. Y a juzgar por el aroma a pintura, aquello era bastante fresco, quizás era de esa misma mañana. 

Ingresaron allí, la capitana primero, su primer oficial después. Ambos mirando con suma atención cada pequeño detalle de la habitación, avanzando con pasos cortos y ligeros -como si temieran arruinar el lugar con su sola presencia. 

Wow... —, murmuró Uma, admirando la obra sobre el caballete -ajena al hecho de que Genie creía que aquel cuadro era horroroso y un dolor de cabeza. 

Harry caminó hacia uno de los escritorios, fijando sus ojos en las hojas sobre éste. En la esquina de uno de los papeles rezaba el nombre de la pecosa, por lo que no necesitó más para convencerse de lo obvio.

—¿Cómo sabías que esta era su habitación? —, cuestionó con voz distraída, remarcando con la punta de sus dedos el borde del escritorio, acercándose ahora a la estantería repleta de libros. 

Es mucho. Se preguntó a sí mismo si Jade habría leído todo eso. Y la sola idea de tener que leer tanto casi le produjo dolor de cabeza. 

—No lo sabía. Ben me dijo cómo llegar—, la morena se encogió de hombros, dando un paso hacia la cama -moría de ganas de saltar sobre ésta y ver cuán suave era, pero se contuvo.

—¿Ben? —, frunció el ceño y giró hacia su capitana, mirando a la chica como si acabara de confesar un crimen atroz. 

Uma suspiró, porque, aunque no era un crimen atroz, sí tenía una confesión por hacer: —Yo te conozco, Harry. Y supongo que sabía que te querrías quedar una noche más, o hasta que logren sacarla de esa lámpara...-

—¿"Supones"?

Su mejor amiga lo conocía tan bien que a veces resultaba ser casi abrumador.

—Suponía que podría convencerte—, se corrigió entonces, soltando una risita que gatilló también la del más alto—. Así como también supuse que podría convencer al rey para darte una habitación para esta noche.

Uma explicó también que Ben dijo que no tenían habitaciones libres por el momento, pero que -si a él no le molestaba- entonces podría pasar la noche en el cuarto de Jade; pues obviamente, Ben sabía que a la pecosa no le molestaría.

Negó con su cabeza repetidas veces. 

No podía quedarse ahí. Y no estaba en discusión. 

—Vamos, ¿De verdad prefieres para la noche en ese cuarto irritantemente rosa? Además de que te conozco lo suficiente para saber que no puedes dormir en ningún sillón, ¡Y! Si no duermes bien, te pones de un humor espantoso. 

No podía argumentar nada en defensa propia, porque -aunque esta vez, odiara admitirlo- Uma tenía razón. 

—Solo esta noche—, cedió al final, desviando su mirada al suelo en un gesto de rendición algo exagerado. 

Jade || Harry Hook [Descendientes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora