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—¡Qué sucede!

—¡Quédate allá! —, ligeramente más brusco de lo que pretendía, dio un empujón al rey Benjamin, haciéndolo tropezar hacia atrás—. ¡Que ninguno se acerque!

—¡Obedezcan! —, respaldo el Genio a Hades, haciendo un esfuerzo indescriptible para mantener su magia estable. 

La tormenta en la habitación se hizo peor dos minutos después de que Harry cruzara. El cuerpo del chico se hallaba inconsciente en el sillón frente a los dos hombres, mientras que su conciencia seguro estaba en alguna parte del otro lado de aquel portal. 

La tempestad ya parecía un tornado, pero solo alrededor del Genio, Hades, Harry y la Lámpara Mágica. El resto de la habitación estaba intacta -salvo, quizás por las luces, que parpadeaban incesantes. 

Un trueno retumbó en el remolino tormentoso de magia, y el viento que azotaba sus cuerpos se hizo más fuerte, a tal punto que ya movía al Genio de su lugar. 

Con sus manos en su lugar, palmas abiertas hacia el portal y concentración fija en su labor, se apoyó en el respaldo del sillón; usando éste como apoyo para no deslizarse. 

Hades lo imitó, sosteniéndose del respaldo, pero con sus manos -su brasa brillaba en uno de sus puños como nunca. 

—Han pasado solo cuatro minutos—, informó el Genio alzando su voz por encima del bullicio que los envolvía—. La Lámpara ya lo notó, y está intentando cerrar el portal.

—¿Cuánto más podrás aguantarlo? —, gritó Hades de regreso, desviando su mirada del portal hacia el pirata y luego al Genio. 

—No por mucho más. 

—¿Qué mierda le toma tanto? ¡Mocoso, sal de ahí ya! —, estiró una mano y abofeteó ligeramente el rostro de Harry -un trueno nuevo y un relámpago sacudieron el lugar. El Genio tropezó un poco, viéndose en la obligación de sostener su cuerpo completo contra el respaldo del sillón. 

—¡No lo toques! Podrías romper la conexión—, apuró, jadeando por aire. Un hilo de sangre bajaba por su nariz, y otros dos más, escurrían de sus oídos -se veía pálido, y Hades sabía que no tenía mucho tiempo antes de que el Genio cayera inconsciente también, debido al uso excesivo de magia.

Mierda, mierda, mierda. Maldijo para sus adentros, su cabello de fuego soltando chispas rojizas debido al estrés.

—Dame tu mano.

—Se volverá inestable, podría cerrarse el portal. Y los perderemos a ambos. 

Sabía cuánto estrés había sobre los hombros del Genio, cuánta ansiedad, cuántos nervios. Pero todas esas emociones humanas, lo estaban debilitando. 

—Dame tu mano—, insistió extendiendo la propia hacia él. La brasa soltó un destello, como animando al Genio a obedecer la petición de Hades. Y finalmente lo hizo. 

La tormenta empeoró, sí; pero el portal lucía estable, y eso era lo que importaba. 

El Genio y Hades se sostuvieron del respaldo de la silla con fuerza. Las manos de ambos brillaban en diferentes tonos celestes, y la brasa desprendía un resplandor que resultaba casi cegador. Fuera del tornado de tempestad, lo único que veían era el fulgor celeste producto de la brasa y de la magia del Genio, pero no lograban identificar ninguna silueta más. 

La magia de Hades se sentía como una oleada de calor subiendo por su mano hacia su cuerpo, para luego ser usada inmediatamente en el portal. Agradecía la ayuda del mismísimo dios del tártaro, pero no lo diría en esos momentos -necesitaba concentrar todas sus energías en el portal.

Jade || Harry Hook [Descendientes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora