Cap. 10.3 - Distrito rojo

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Dejo de fingir luego de varias horas

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Dejo de fingir luego de varias horas.

Todavía no ha salido el sol, las luces del distrito han sido apagadas sumergiéndolos a ambos en la oscuridad.

Había tratado de ignorarlo, sin embargo, le fue imposible. No puede describir el sentimiento luego de haber deseado durante tanto tiempo que volvieran a estar juntos, pero no así.

Hay tantas emociones en su corazón en este momento.

Recuerda sus noches solitarias a kilómetros de Japón, aquella soledad que amenazaba con consumirlo.

Su aroma lo perseguía en sueños, inundando sus sentidos. Incluso ahora.

Mira el techo, perdiéndose en sus pensamientos.

"No hubo ni una sola noche en la que no deseará estar en Japón". 

Y ahora lo tiene tan cerca que no sabe cómo sentirse al respecto.

- Kyo-...- murmura para sí mismo sin poder controlarlo. Su corazón está inquieto, hace mucho tiempo que no pronunciaba su nombre.

"Durante tanto tiempo, yo..."

Su voz toca las paredes de su interior, sintiéndose vacío. Hueco.

Cierra los ojos, tratando de concentrarse en cualquier otra cosa que no sea la persona que está a su lado, pero la simple imagen de su rostro no desaparece de su mente. Había estado soñando con el día en que ambos volvían estar juntos, solo ellos dos.

En ese momento experimenta una lucha interna, su anhelo que no logro cumplir nubla su juicio arrinconándolo a verlo dormir aunque sea un poco.

"Esto no está ayudando."

Con sigilo, se levanta de la cama antes de salir por la ventana. 

Afuera la brisa nocturna lo aleja de aquellos recuerdos, todo parece tan tranquilo a diferencia de su mente y corazón. Akaza permanece unos minutos sin moverse, con el viento golpeando su espalda al mismo tiempo que cepilla su corto cabello. 

Su mirada se pierde en la desolada calle y en cada casa frente a él.

"Después de todo no ha pasado mucho tiempo". 

No puede simplemente deshacerse de todo lo que pasó, cada momento ahora está lleno de violencia y desprecio. Sus peleas, discusiones y lo que desea cada uno. 

Todo es un desastre.

Ni siquiera tiene la menor idea de cómo actuar cerca de él, no puede simplemente ignorarlo y evitar el problema. 

Hay tantas cosas ahora, que no sabe por dónde empezar.

Pasa varios minutos afuera y cuando siente que Kyojuro ya no será una molestia, regresa a la habitación. Al entrar sus ojos viajan a la forma dormida del hombre, su cuerpo está recargado en la pared y algunos mechones acarician sus parpados. 

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