Cap. 1 - Un largo viaje

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Una capa blanca con llamas, tan fácil de reconocer.

Su corazón late muy fuerte que puede escuchar su propio latido retumbar en sus oídos. Después de tanto tiempo, meses de no verse por fin pueden estar tan cerca. Persigue sus ojos como lo más bello que ha tenido el milagro de ver y apreciar tan cerca.

Su cuello hormiguea, siente tanta emoción con solo verlo y eso que todavía no se ha dado cuenta de su presencia. A pesar de sus ganas de correr y abrazarlo, permanece quieto.

Quiere abrazarlo por el cuello, sentir su corazón chocar con el suyo y unirse en un beso.

Bum-Bum

Incluso su sonrisa se mantiene igual, tan perfecta como un rayo de sol. 

Siente que no podrá resistir por más tiempo si solo se limita a mirarlo como un idiota.

Lo ve salir de uno de los puntos de reunión de Kagaya Ubuyashiki y detrás de él aparece una cabecita de color rojo como la sangre.

Un joven de no más de veinte años camina detrás del pilar, tiene una cicatriz en la frente pero eso no afecta para nada su belleza característica de un omega varón. Sus ojos son como un par de rubies relucientes, además de que lleva puesto un par de aretes muy llamativos.

"Es pequeño."

Por un momento olvida porque está aquí, la belleza de la omega lo aturdio un poco. 

Sigue siendo un alfa, sin embargo, no se siente atraído por el hermoso omega. Vuelve su atención al pilar.

Antes de que tocara puerto ya estaba al tanto de lo ocurrido. Es un milagro que Kyojuro sobreviviera una gran pelea de vida y muerte en la que salió herido de su ojo izquierdo y plexo solar, dejando como recuerdo cicatrices. El recuerdo del miedo comerlo viva cuando su pasaje fue pagado, sin tener la certeza si lo que encontraría un Kyojuro vivo o muerto.

Siente un gran alivio al verlo caminar sin ninguna señal de molestia, y su sonrisa, su bella sonrisa. 

Corre hacia la finca de los Rengoku antes de que Kyojuro. Toca la puerta con una felicidad contenida hasta que ve el menor de los Rengoku.

-¡Senjuro-kun! - lo abraza y besa su cabeza, algo muy raro en él. Ríe feliz mientras mantiene el abrazo. - ¡Te eche de menos!

Está tan feliz de ver una cara conocida.

-¿Akaza-san? -dice sorprendido y nervioso al mismo tiempo. -Yo también te eche de menos. - el abrazo es correspondido con el mismo afecto.

Ambos permanecen así por un periodo corto de tiempo. Akaza es el primero en separarse para poder verlo mejor. Está más alto desde la última vez sus rasgos infantiles son cosa del pasado, su mandíbula es afilada y mucho más masculina.

-¿Dime Senjuro-kun, ya tienes una novia?, ¡Eres mucho más guapo desde la última vez que te vi!

El sonrojo no tarda en aparecer en las mejillas del menor, Akaza solo lo abraza mientras no para de reírse.

-No te avergüences, que solo te hace ver más tierno de lo que ya eres~

Juega con las mejillas ahora rojas como remolachas. Cuando tiene suficiente lo suelta.

-¿Cómo estuvo tu viaje Akaza-san? - los dos pasan al recibidor luego a la sala donde Senjuro tiene ya preparado té y dulces.

-Me alegra que preguntes, bueno para empezar la costa está llena de extranjeros.

Ambos platicaron por un buen rato, sobre la comida, las raras costumbres que descubrió durante su estancia y alguna que otra nueva lengua. Senjuro escucha atento y emocionado con cada anécdota, como si su viaje se tratara de un cuento mágico para el más joven.

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