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Cigarrillos y pasta de dientes ultra brillante

KJ tiene un sueño raro.

Está en un campo, hay una iglesia y todo le resulta muy familiar pero tan extraño a la vez. También hay un olor peculiar a cigarrillos y pasta de dientes ultra brillante. Raro. Un sitio así debería oler distinto.

—Hola.

Se da la vuelta y se encuentra con ella misma. Misma chaqueta rosa y negra –su favorita–, misma apariencia y misma altura. Solo hay algo distinto, y es su mirada. Transmite seriedad, más de la que tiene, y dolor. Experiencia es otra buena palabra.
KJ diría muchas cosas ahora mismo, pero sólo sale una de su boca:

—Hola.

—Creo que no es necesario que nos presentemos.

—Fuiste tú. Siempre lo fuiste.

Tampoco necesita dar muchas vueltas para que la otra niña entienda.

—Sí. Había que aprovechar el poco recuerdo que nos quedaba para escribir eso en nuestro brazo y que nadie más lo notara.

—Vamos a joder todo por nuestra culpa –no entiende ni sus propias palabras, simplemente salen de su boca sin pensarlas pero siente mucha seguridad al soltarlas.

—Que se pudra el tiempo. No estamos haciendo nada malo ni gigantesco como para cagar todo o hacer una guerra. Solo vamos a salvar a una persona.

—¿Salvar a Mac de qué?

La otra KJ se relame los labios, paseándose por el pequeño pueblo viejo y vacío.

—No es nada. Lo importante es eso. Obsérvala y sé atenta. Recuerda mis palabras a través de un papel. Después de todo, somos la misma persona, soy tu subconsciente, y sé que escribimos nuestros sueños más extraños.

Ecos se escuchan por el lugar mientras la otra KJ sonríe. KJ la imita, confiada por sus palabras a ella misma, mientras se concentra en escuchar los sonidos.

Cuando despierta, automáticamente va a sentarse a su mesita de luz y abre el diario de sueños. Escribe lo más rápido que puede, con esa letra tan desordenada que tiene.

«Obsérvala y presta atención a Mac y tu alrededor. Recuerda eso.»

Y luego, los ecos.

«¿Cómo sé que eres realmente tú y no un clon malvado?»

«Sé que sabes a cigarrillos y pasta de dientes ultra brillante.»

«¿Es tan malo?»

«No, es memorable.»

KJ cierra rápidamente el cuaderno, de repente aturdida. ¿Con quién hablaba en esos ecos? Mira el reloj y son las cuatro de la mañana, hora de prepararse para la ruta.

Sus labios sienten como si hubiera probado algo que se parece a una mezcla entre cigarrillos y pasta de dientes ultra brillante en ese momento.

Raro.

No Punch BacksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora