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Se subió a su auto tras aquello, y el trayecto hasta su casa lo pasó pensando en el tema. Su relación con Kate nunca había sido fácil; ella era de clase alta, y su padre, Lester Prescott, le había dado todos los caprichos que cualquiera podía imaginar. Ella estaba acostumbrada a esa vida lujosa. Él no es que fuera pobre precisamente, su familia también tenía dinero, pero estaba muy lejos de los Prescott en ese aspecto. Kate no parecía notarlo, así que un par de años después de empezar a salir, Nick se había dado cuenta de que no hacía más que trabajar y trabajar para tratar de ponerse a su altura. A veces, su hermana Sylvee le decía que estar con Kate le había cambiado, y supuso que acertó.

Y ahora que recordaba a Sylvee, sacó el teléfono y marcó su número. Esperaba que no lo pillara la policía, por regla general observaba y seguía las normas de forma escrupulosa, pero aquello era una excepción.

- ¿Nick?

- He tenido un día de mierda.

- ¿Qué ha pasado? ¿No era hoy cuando volvía Kate?

- Sí, y es por ella que he tenido un día de mierda. Me hace ir a esa cafetería de snobs elitistas que sabe que detesto, y se tira media hora hablando de sus vacaciones, como si a mí me importara el clima de allá o lo bien que se la pasó surfeando en esas malditas playas ¡que no se comparan en nada con las de acá así que no entiendo su estúpida emoción! ... Dios, yo todo el verano trabajando como un cabrón quemándome las pestañas y ella de turismo por Australia. Pero eso no es lo peor, ¿estás sentada?

- Estoy apoyada en el horno, tengo una bandeja de cupcakes cocinándose. Y tú hablando por el teléfono mientras conduces, ¿no?

- Exacto.

- Cuéntame ya qué ha hecho Kate -la voz de Sylvee sonaba preocupada.

- Ha roto conmigo.

- ¿Qué?

- Que ha roto conmigo, mierda. Se suponía que eran solo unas vacaciones, pero al parecer allí conoció a un australiano y el sol le hizo tanto daño que dice que se ha enamorado de él. Se ha sentado con un puto capuchino y su cara de mosquita muerta para decirme que lo sentía mucho, pero que nuestra relación estaba estancada.

- ¿Y no tiene razón? Si hace siglos que no se comportan como una pareja.

Vale, al parecer aquel detalle era obvio para todos menos para él. Sapnap frunció el ceño, mirando por el retrovisor.

-Mira, no me salgas con frases hechas como que se veía venir. No sé si Kate consideraba que estábamos estancados, desde luego no había comentado nada al respecto; se ve que lo notó mientras se follaba al otro tipo. Y no te he dicho lo mejor, se lo ha traído en la maleta, ¡está aquí, en Florida!

- ¿Que se lo ha traído? ¿Como si fuera un recuerdito de viaje?

-No sé si llevará tatuado "Made in Australia" en alguno de sus musculitos bronceados, pero sí, algo así.

- ¿Quieres que vaya a verte? Puedo dejar a Lucas a cargo de esto.

- ¿Para qué? ¿Para que me frotes la espalda y me digas que estoy mejor sin ella? Me siento como un imbécil, y lo peor de todo es que no puedo desaparecer del mapa porque tengo que ir a esa maldita fiesta benéfica que organiza su padre dentro de un mes-. Sapnap giró el volante con una sola mano para poder seguir sujetando el móvil con la otra.

- ¿Lamentas haberla perdido porque la querías o solo estás herido en tu orgullo?

- Perdona, ¿hello? Mi novia acaba de confesarme que se ha tirado a otro mientras estaba de vacaciones, ¿por qué coño no estás de mi parte?

maldita kate: karlnap.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora