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Habían transcurrido dos semanas, y por fin era viernes. Las semanas laborales empezaban a hacérsele muy largas a Sapnap, sobre todo desde que Katherine se dedicaba a pasearse arriba y abajo, sin hacer nada excepto mostrar su nuevo novio al mundo; el tipo parecía alguien agradable y aún se le veía un poco cohibido, pero esas dos cosas no eran suficientes como para que no se le atragantara. La verdad que Kate no tenía delicadeza alguna: en lugar de tratar de llevar su nueva relación con discreción, solo le faltaba ir con un altavoz en mano anunciando a todo el mundo lo feliz que era. No quería ni imaginarse la dichosa fiesta... ya había estado pensando en excusas para no ir, pero sabía que no colarían, que Lester se sentiría decepcionado, y no quería poner en peligro sus posibilidades de grabar sus propias canciones. Aunque ya no sabía si le apetecía tanto quedarse trabajando allí, dadas las circunstancias.

De cualquier forma, Sylvee le acababa de llamar diciendo que le esperaba en su piso, que los chicos iban a cenar. Recogió sus cosas refunfuñando, últimamente no le dejaban solo ni en la ducha, los intensos. No lo dejaban convertirse en una ostra asocial a gusto.

Casi no quedaba gente en la oficina, y el mostrador donde debería estar la nueva recepcionista seguía vacío. Y a nadie parecía importarle, no se daban cuenta de que Dream estaba a punto de volverse loco por tener que preocuparse de coger el teléfono a todas horas cuando ese no era su trabajo.

Decidió dejar de pensar en temas de la compañía, al menos durante el fin de semana, y en media hora estuvo en su edificio. Subió del garaje y respondió distraído al saludo del portero mientras aguardaba a que el ascensor llegara. Cuando este pasó por el tercero frunció el ceño... el tercero, el tercero, ¿qué pasaba en el tercero? Tenía la sensación de que se le olvidaba algo, pero entonces llegó a su piso y escuchó la música a todo dar dentro, así que desterró aquella idea antes de entrar.

Sylvee aún conservaba su llave y entraba allí a su antojo, algo de lo que tendrían que hablar; tanto empeño por independizarse para luego hacer aquello no podía ser. Punz y Dream también habían llegado, y estaban sentados en su sofá con un par de cervezas apoyadas sobre la mesilla.

- ¡Hola! -saludó el primero-. Pensábamos que no llegarías nunca, ¿has cerrado tú la oficina?

-Casi. Eh-. Sapnap abrió un cajón del aparador y les lanzó un par de posavasos-. ¿Saben lo que son? Pues úsenlos.

-Sigue gruñón -repuso Luke mirando a Clay, que asintió.

-Lo que tú digas-.Los dejó allí para asomarse a la cocina, donde su hermana lavaba los platos.

Sylvee llevaba un par de semanas en la que parecía estar en Disneyland, y suponía que le iba bien con aquel bombero. Había intentado advertirle sobre él, porque al chico solo le faltaba un cartel en la frente que dijera «Semental», pero ella no parecía querer escuchar nada, muy dispuesta a dejarse caer en sus brazos. En fin, solo esperaba no tener que consolarla después.

- ¡Hola! -saludó ella con entusiasmo al verle-. ¡Al fin viernes! Nada de trabajo hasta el lunes, y cena en casa con tu hermana y tus amigos, ¿existe algún plan mejor? No respondas-.Sonrió.

-Oye, no hace falta que se la pasen el día conmigo todos los días de la semana, de verdad. Si estoy bien.

-Ya lo sé, pero quiero hacerlo. Ya sabes que me gusta cocinar, y que esos dos frikis de ahí fuera me caen bien-.Se puso canturrear mientras removía algo en una cazuela-. Ah, y por cierto... espero que no te importe, he invitado a Jesse.

- ¿Te refieres al vaquero?

- Muy gracioso, te recuerdo que tú naciste allá- Sylvee hizo una mueca- Sí, me refiero a él. Ya sé que no te fías, que piensas que va a romperme el corazón, pero por favor, intenta conocerle antes. Dale una oportunidad.

maldita kate: karlnap.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora