Spider Hearts ||Peter Parker||

002

❝Jade Willows❞

New York, Queens.

7:00 A.M.

Las manos de la mujer se paseaban con delicadeza entre mis cabellos mientras hacían una pequeña trenza en uno de los lados, preparándome para un nuevo día.

Yo terminé de aplicar un poco de brillo labial y dejé aquel artefacto en el tocador de la que ahora era mi habitación, mi vista se dirigió hacia la izquierda y suspiré.

Me puse las muñequeras de electroshocks que usábamos.

—No las vas a necesitar —su voz inundó mis oídos.

Detuve mis acciones y me retiré aquellas armas.

—Recuerda tu misión —la pelinegra habló mientras me retiraba un mechón de cabello que cubría una parte de mi rostro y lo colocaba detrás de mi oreja—. Mézclate entre todos los chicos del instituto, actúa como una de ellos —sus manos comenzaron a acomodar mi ropa—, y haz lo que sabes hacer mejor. Investigar.

Hice una mueca. —¿En serio? —la miré a través del reflejo—. ¿Armas ilegales?, Eso existe en todo el mundo... —hice una corta pausa y negué con la cabeza—. ¿Por qué estas sí son importantes? —cuestioné girándome para verla.

—Porque estas armas son hechas con residuos de las batallas —comentó la mujer—. Los Vengadores salvan el mundo, pero nunca se dan cuenta del caos que dejan detrás —abrió un alhajero.

Yo resoplé por lo bajo. —Y nosotras tenemos que limpiarlo, no soy Control de Daños, soy más que esto —me quejé y volví a mirar mi reflejo.

Me puso un collar y me entregó unas pulseras. —Irina... Ahora que Dreykov murió, tenemos grandes problemas, las Widows tenemos que sobrevivir —solté un suspiro sin apartar la mirada del espejo colocándome los accesorios que me habpia dado.

—Y recuerda... Si llegas a ver a Natasha Romanoff, Yelena Belova, Melina Votskoff o Alexei Shostakov... Elimínalos.

Asentí. —Recuerda quién eres, pequeña —acarició mi cabello con delicadeza.

—Eres una Black Widow, la Habitación Roja siempre será tu hogar.

Se alejó unos cuantos pasos de mí y pude apreciar en el espejo mi nuevo aspecto, ya no era la espía en su traje, era una simple chica que iría a la escuela como cualquier otra, llevaba un maquillaje ligero, ropa con colores más vivos, y si sonreía, pasaría por una chica amigable.

Esta era mi nueva identidad..

—La Habitación Roja siempre será mi hogar.

Me levanté y miré a la mujer frente a mí. —¿Cuál es tu nombre? —me preguntó.

—Jade, Jade Willows.

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Ahora era Jade Willows, una estudiante de preparatoria.

Ese no era mi nombre real, era un señuelo, algo que las Widows siempre utilizábamos en nuestras misiones, y en mis cortos quince años había usado alrededor de diez nombres diferentes.

La mujer que me ayudó a arreglarme era Olena Petrova, aquella mujer que la Habitación Roja me asignó como mi madre desde que tengo memoria.

—¡Iri! —una pequeña niña castaña con un uniforme escolar me habló.

—Anya... Ya no soy Irina, puedes decirme así, pero solo cuando estemos solas, para el resto del mundo soy Jade —cargué a la pequeña de nueve años.

—¿Por qué te cambiaste el nombre hermana? —aquella niña me preguntó.

Medité unos segundos sobre lo que le diría. —Porque... Tengo una misión —dije.

—Yo quiero ser como tú, quiero ir a misiones como tú —replicó.

Solté una ligera risa. —Algún día irás, pequeña Widow —la bajé para que pusiera sus pies en el suelo.

—¿A dónde vas? —me preguntó.

Antes de que pudiera hablar, la voz de Olena me interrumpió.

—Tu hermana irá a la escuela, cariño, volverá en un par de horas —explicó—. De hecho, Anya, tú también irás a una escuela, hablaré contigo en unos minutos.

—Así es Any —asentí y tomé aquella mochila negra.

—Que te vaya bien, querida. —Dijo Olena.

Asentí. —Gracias —mi gesto cambió a uno serio y comencé a caminar hacia la puerta.

Di una última mirada a aquellas dos personas, a esa pequeña familia que la Habitación Roja me había asignado, aquellas dos mujeres con las que ya había creado un vínculo y aunque a veces dejaba de verlas por varios meses, o a veces no sentía un cariño real más alla del instinto de protección que todas teníamos, las quería.

Abrí la puerta y salí de aquel apartamento que ahora serviría de nuestro hogar, caminé por el pasillo, y bajé por las escaleras, escuchando las voces de personas provenientes de los otros apartamentos, hablando, cantando, discutiendo, todos inmersos en sus propios mundos.

Con cada paso que daba, Irina iba quedándose atrás, y Jade salía a relucir.

Irina, qué ironía que tuviera un nombre que significaba "paz" y estuviera haciendo todo lo contrario, mi vida, desde que recuerdo, no había tenido ni una pizca de paz, y sinceramente, no me interesaba saber cuál era mi nombre real, o el que mis padres biológicos me dieron.

Después de todo, no me querían, por eso soy quien soy, por eso la Habitación Roja me acogió y me dio este nombre.

Cada paso que daba era como las clases de ballet, que en un parpadeo se convertían en entrenamientos.

Salí a la calle con dirección a la escuela.

Comenzaba otra misión, volvía a ser una espía, solo debía mezclarme, y recuperar información.

Armas ilegales, qué desperdicio de tiempo, podría estar en otras misiones, con otras Widows, ayudandonos. Pero supongo que esta mision que se me asignó es igual de importante, o no nos habrían enviado aquí.

Como en los viejos tiempos, de nuevo volvíamos a fingir ser una familia feliz. O un intento de ella.

Y ahora que la Habitación Roja había caído con la muerte de Dreykov, y Taskmaster estaba desaparecida, todas las Widows que estábamos esparcidas y escondidas alrededor del mundo, debíamos ser más precavidas.

Había rumores de que la familia de la ahora Vengadora, Natasha Romanoff junto con su hermana Yelena Belova y su familia, habían traicionado a la Habitación Roja, y estaban atacando a las demás Widows.

No solo tenía que cuidarme a mí, tenía que cuidar a Olena, y a Anya, así como Olena nos cuidaba a nosotras.

Es solo una misión más. Y pronto vendrá la siguiente, y la siguiente.

Esta soy yo, esta es mi vida.

Soy una Black Widow.

Y nadie podrá cambiar lo que soy.

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N/A: Espero que disfruten mucho esta historia. <3