Prologo: Despertar

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El absoluto silencio fue lo que reinaba aquella mañana, estaba esperando pacientemente que su guillotina la decapitara, solamente requería eso para tener un despertar lo suficientemente bello, espero pacientemente aquel sonido que nunca llegó para su completo desconcierto, abrió sus ojos con lentitud y algo de enojo.

—Parece que a Dedos se le olvidó poner mi guillotina en su lugar—Susurro con algo de una leve pereza matutina, noto de inmediato que algo estaba mal solo con aquella simple y sublime acción, ese no era su techo, en lo más mínimo, no era el techo que conoció en la academia Nevermore, no era el techo de su habitación común de su casa. Y fuera de estos techos no recordaba precisamente haber dormido en algún otro sitio que no fuera la casa de Enid durante las vacaciones.

Era un techo blanco, perfectamente limpio y sin daño o telaraña alguna, se sintió confundida y observó sus alrededores con confusión intentando ubicarse sobre su entorno y sus sensaciones.

—Creo que finalmente perdí la cordura...—Susurro para ella misma tomando la manta que la cubría, entonces pareció horrorizarse aún más, trago seco al ver los colores diversos en la tela que cubrieron su cuerpo aparentemente mientras dormía—... No es nada placentero, definitivamente no lo es—Hablo intentando no alterarse, quito su sábana con rapidez y casi se le salen los ojos al ver su pijama, ella no usaba pijama.

Menos una tan ligera y colorida como aquella, suprimió sus emociones rápidamente y se colocó de pie dando un salto rápido, estaba desconcertada y cada parte de su rostro lo decía pese a que intentaba mantener la calma de sus emociones y acciones, pero en el momento en que se sentó para colocarse de pie fue que realmente se comenzó a preocupar.

Habían unas sumamente felposas y cómodas sandalias esperándola, con formas de perrito blanco que le recordaron vagamente a Enid, tenía ropa distinta a la que usaba, no estaba donde debería estar, y sin duda todo estaba mal, la habitación era sumamente espaciosa, tenía un computador moderno sobre un escritorio, libros, carteles y póster de distintas cosas que no conocía, tenía alfombras, cortinas y decoraciones coloridas, demasiado lejos de todo lo que conocía o iba con ella. Miró nerviosamente cada rincón de la habitación obligándose nuevamente a calmarse lo mejor posible.

Y se quedó sentada mirando alrededor, llevó sus manos a su rostro y casi pegó un salto en su sitio al notar algo verde en su piel—Bueno, puede que haya sido atacada por algún tipo de bestia extraña...—Susurro confundida, llevando ambas manos a su rostro para comenzar a palpar notando algo raro sobre su piel, de inmediato lo tomó y lo arrancó notando que era una especie de rostro artificial hecho de un líquido color verde. Eso era, una mascarilla y no una de desechos tóxicos.

Su piel se sentía extrañamente relajada pero no era suficiente para calmarla, dudaba que algo realmente la pudiera calmar.

Entonces un sonido molesto interrumpió sus pensamientos, seguido de otro más.

Observó su cama con confusión notando un móvil que no era para nada parecido al que le había dado Xavier, en lo más mínimo, no se parecía en nada y tenía decoraciones extrañas. Decidió ignorarlo, un móvil no era lo que necesitaba, necesitaba salir de ese lujoso lugar y volver a Nevermore tan rápido como se lo pudiera permitir la extraña situación que tenía entre manos.

No porque extrañaba el edificio pero tenía que averiguar qué genio malvado había averiguado todas las cosas que odiaba y la había encerrado en una habitación llena de ellas.

Se puso de pie, dándole una patada a aquellas sandalias extrañas y comenzó a caminar por la habitación revisando cada detalle que había en él, ignorando ese sonido molesto del móvil el cual seguramente terminaria haciendo chocar contra una pared, tomó la basura y observó entre ella algunos papeles hechos bolas los cuales desdobló para observar su contenido pero solo habían garabatos.

Destinos cruzados -Wenclair-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora