Capítulo 9

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Abrí la puerta de mi piso, la puerta chirriaba como todos los dias,me dirigí ala cocina y debajo de un bol vi un papel rosa, no me sonaba haber dejado nada allí, entonces me acerque con curiosidad para ver que era, era una carta de Mateo, me dispuse a leerla, pero la vibración que sentía en mi bolsillo me interrumpió, era Elena, le cojo

-Pichurra como andas

-Mal, acabo de llegar a casa, tube que dejar ala chica a medio tatuar.

-¿Pero que te pasa?

-No te lo puedo contar por teléfono- las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo-ven por favor-dije suplicando entre sollozos.

-Ahora mismo, en veinte minutos estoy ahí.

-Deacuerdo-dije colgando el teléfono, entonces me fuí a mi habitación, al pasar por el pasillo mi reflejo en el espejo da miedo, parezco un alma en pena, alomejor todo lo que creía que iba bien comienza a irme mal, entonces todo me va mal.

Me tiré en cama, y me dí cuenta de que aquel misteriosos papel rosa seguía en mi mano, comencé a desdoblarla dejando ver un texo:

Princesa mia, no se que ha pasado esta noche, no se porque lloras de esa manera, pero quiero que sepas que siempre estaré aquí, da igual que lo que pase,siempre te querré ,porque eres el amor de mi vida, la luz que guía mi camino, por ti es por lo que sigo en este mundo, por eso no dejaré que nada ni nadie te haga daño, porque el que te haga daño a ti me lohara a mi, y no lo permitiré, y con todo esto quiero decir que todo eso que te dije de que te quiero es mentira, no te quiero, te amo, y quiero pasar el resto de lo que nos quede de vida juntos, ser felices y compartir todo lo que tengamos que vivir.

Te amo:Mateo

Sentía que mis lagrimas mojaban mi cara sin control, yo también lo quería, era la única razón por la cual en ese mismo momento no cogía aquel bote de pastillas que me tentaba desde el baño y me olvidaba de todo aquel tormento, de aquella vida que supuestamente estaba para vivirla pero en la cual yo creía que solo estaba de paso, por momentos sentí que me faltaban fuerzas, entonces sentí el timbre, ya pasaran veinte minutos y Elena esperaba detrás de la puerta, no podía contarle lo que había pasado con Mateo, seguramente no pasaría nunca más, le contaría cualquier otra historia, pero tenía que dejar de pensar y abrirle la puerta porque no dejaba de timbrar como una desesperada.

Nos sentamos en el sofá, ella me miraba con cara de curiosidad mientras me secaba las lágrimas con un pañuelo.

-Me ha dado el bajón, hecho de menos el cariño de mis padres, todod, los hecho de menos a ellos y creo que la única razón por la que estoy aquí es por Mateo.

-Sé que hechas de menos a tus padre, pero ya sabes lo que ha pasado con ellos, si ellos no se preocupan por ti es porque realmente no les importas.

-Por eso pienso que ya no me queda nada.

-Te queda todo, porque nos tienes a nosotras, tus amigas que sabes que te apoyamos en todo, que en todos los proyectos que tengas te ayudaremos de todas las maneras, tia, que hemos estado ahi siempre para ti, y tu para nosotras-veo que de sus ojos cae una pequeña lágrima, ella es como mi hermana, lo sabe todo, y siempre me ha ayudado, no se merece pasarlo mal por mi culpa.

-Ya está-dije secandole la lagrima con una sonrisa-vámonos de compras que sabes que me relaja.

-Eso siempre-dijo con una gran sonrisa,y me dió un abrazo fuerte, de esos que te hacen daño pero de los que no puedes dejar de pedir, si le contase lo sucedido con Mateo lo pasaría muy mal, prefiero dejarlo a un lado y seguir.

Una vida tatuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora