El día había sido perfecto, habían entrado unos 10 clientes en todo el día y eso era una buena señal para un negocio que solo acababa de nacer.
Después de cerrar el estudio Mateo fué a buscarme para que fuese a casa a cambiarme e ir a cenar a un restaurante que el mismo había escogido.
Al llegar a casa se sentó en el sofá haciendo zaping en la tele, mientras yo, buscaba en mi armario algo elegante pero desenfadado a la vez, escogí unos vaqueros, una camiseta con un logo que decía “for ever young” y mis converse color aqua, que en estes momentos no está tan de moda como cuando yo tenía diecisiete, pero me hacían recordar viejos tiempos.
Después de una ducha rápida decidí alisarme el pelo, lo que había escogido no era nada elegante, por lo que decidí sumarle a mi outfit mi perfecto color aqua de Diesel que me había regalado a mi misma tras la mudanza.
-¡Daniella!- gritaba Mateo desesperado desde el salón después de hacer zaping durante una hora y sin encontrar algo que ver.
-Ahora mismo estoy-cogí mi bolso y me dirigí hacia el salón.
-Preciosa- dijo Mateo.
No había podido pasar el tiempo suficiente desde que comenzamos a estar juntos, era tan perfecto que no sabía que defecto podría tener. Simplemente perfecto. Su pelo negro, sus ojos color miel que me encandilaban y su carácter que era apaciguado y con una paciencia sobrenatural. Un cielo.
Al llegar a la entrada del restraurante dudé sobre si mi vestimenta era lo suficientemente adecuada para la situación, pero me daba igual, yo era así.
La cena transcurrió normal, con conversación fluída y como una pareja normal, pero lo peor comenzó cuando llegamos al coche, Mateo comenzó a comportarse de forma rara, los gestos de su cara eran mucho más brutos, yo pensaba que había sido del vino.
-Dame las llaves que conduzco yo anda.
-He visto como te miraba el camarero.
-¿Perdona?-No sabía a que se refería, asique deje que condujese para irme a la cama y descansar-conduce venga.
El camino fue largo ya que ninguno de los dos dijo nada, nunca había visto a Mateo de esa manera.
-¿Te apetece que suba?-Dijo al llegar al portal del edificio, como parecía que estaba mejor accedí, ademas me apetecía mucho dormir con el puesto que era mi novio.
Al cerrar la puerta de la entrada todo cambió, aquel gesto en su cara volvió a florecer, yo no le di más importancia, pero fué entonces cuando me agarró fuerte de los brazos, pero no era como esas noches locas en las que un arrebato de pasión hace que tengas unas ganas locas de estar con esa persona, era mucho más fuerte, entonces empezó a besarme y a arrancarme la ropa, yo no dejaba de repetirle que esa noche no quería que lo hiciesemos, sino que quería dormir porque había sido un día muy duro, entonces me miró a los ojos, su mirada parecía la mirada del diablo, entonces me dijo:
-Serás mía cuando yo quiera porque eres mi novia y tengo derecho sobre ti.
Entonces comencé a patalear para intentar escapar de aquel ser que desconocía y que se había metido en el cuerpo de Mateo, pero era mucho más fuerte que yo y por eso fué capaz de tirarme en la cama, cuando ya estaba desnuda completamente contra mi voluntad. Yo no dejaba de llorar, era algo que no me cabía en la cabeza y lo único en lo que pensaba era en escapar de aquel animal que convertía sus caricias en golpes que dejaban huella, los besos en asquerosas lambetadas por todo mi cuerpo que hacían que cada vez lo detestase más. Sus manos parecían garras que me agarraban fuerte para que no pudiese escapar de aquel infierno haciendo que cada vez fuese perdiendo las fuerzas y con ello el conocimiento.
Me dolia la cabeza, era como si durante toda la noche me estubiese dando cabezadas contra la pared, pero no, había sido la persona que consideraba mas importante en mi vida hasta el momento, Mateo. Nunca hubiese pensado que dentro del hubiese una bestia tan desagradable, de pronto surge en mi mente el miedo, ¿donde estará?, miro a mi alrrededor y no hay nadie, pero un ruido procedente de la cocina me llama la atención, era el, y tenia que escapar de aquel ser sea como fuere, en aquel mismo instante, pero una sombra comenzo a asomarse por la puerta de la habiración, era el.
-Buenos dias princesa-dijo de una manera despreocupada, se acerco a besarme, pero yo rechace aquel beso que horas antes habria recibido gustosamente.
-¡No me toques!-Grite ante la desesperacion de aquel momento, no sabia que hacer.
-¿Que te pasa?-cada vez que lo miraba parecia que era el mismo, sus ojos volvian a brillar, y aquella cara demoniaca cambiara para volver a su estado angelical de siempre, la situacion era insostenible para mi, la lucha entre sentimientos y razonamientos terminaron con un rio de lagrimas que el paro con sus manos, entonces pense en que no podia hechar aquella bonita historia a perder, aquella historia que apenas comenzaba a dar sus primeros pasos, que nisiquiera sabia articular palabra, quizas la culpa fuese mia, quizas no estaba preparada para involucrarme en una relacion, entonces los sentimientos de culpa comenzaron a brotar de mi mente, y las heridas cada vez sangraban mas en forma de lagrimas.
-Mi reina no quiero que llores, ¿que te pasa?, no me acuerdo de nada de lo que paso ayer, estoy confuso-dijo, y yo le creo, siento que si pasó algo fué mi culpa, y lo abrazo en un intento desesperado de arreglar aquel jarrón roto.
-¿ Que ha pasado princesa?
-Nada, lo único que pasa es que te quiero.

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Una vida tatuada
Narrativa StoricaUna chica consigue gracias a su esfuerzo muchos de sus sueños, pero cuando cree que lo tiene todo su mundo comienza a girar en contra de su voluntad...