Allí estaba, sentado en el sillón con una cara que jamás había visto en el. No sabía si acercarme lentamente o abalanzarme sobre el para darle un abrazo, Mateo no daba señales de estar vivo aun teniendo los ojos abiertos como platos.
-Mateo- dije con un sollozo del que nisiquiera me di cuenta.
El respondió a mi llanada de atención con un sollozo descotrolado, entonces en un impulso dejé las maletas para abalanzarme sobre el y protegerlo como siempre habia hecho. Un lo siento salió de su boca dejándome paralizada.
-Daniella- dijo Elena desde la puerta. No me habia dado cuenta de su presencia hasta que aquel susurro entre sollozos en la puerta hizo que levantase la vista. Los dos estaban llorando desconsoladamente, no sabía que pensar, pero sabía que algo realmente terrible había pasado.
-Tenemos que decirselo- dijo Elena acercándose a nosotros. Fué entonces cuando vi en los ojos de Mateo la culpabilidad que lo reconcomía por dentro y al descubrir lo que pasaba la rabia comenzó a cegarme, de tal modo que, nisiquiera sentía las lágrimas que brotaban de mis ojos para acabar en el suelo tras arroyar la fina piel de mi cara.
-Marchaos- escupí sin dejar de mirar a Mateo.
ESTÁS LEYENDO
Una vida tatuada
Narrativa StoricaUna chica consigue gracias a su esfuerzo muchos de sus sueños, pero cuando cree que lo tiene todo su mundo comienza a girar en contra de su voluntad...
