Capítulo 10

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Después de un largo día de compras me despedí de Elena con un fuerte abrazo y una gran sonrisa, ella era mi fuente de alegría en este momento, a pesar de todo siempre la querré como a una hermana.

Abro la puerta de casa, está tan vacía como siempre, de nuevo sola, hasta que una vibración en mi bolsillo vuelve a interrumpir la conversación entre mi cabeza y yo. Era Mateo

-Hola cariño-su voz volvía a ser la de siempre, estaba decidida a dejar pasar todo aquello y retomar mi vida

-Hola, ¿vas a venir esta tarde?

-No puedo, tengo trabajo y me tengo que quedar arreglando unos papeles.

-Bueno pues no pasa nada, ¿que tal el dia?

-Muy bien, aunque estoy algo cansado, ¿y tu que has hecho?

-Pues he ido de compras

-¿Y con quien?

-Con Elena, con quien sino

-Ai no lo sé, podía ser con cualquier otra persona.

-Sabes que todavía no he hecho buenas migas con nadie desde que he llegado.

-Bueno mujer yo solo preguntaba, ¿y que has comprado?

-Pues una blusa, unos vaqueros que me hacían falta y unas camisetas.

-Aver cuando te lo veo todo puesto.

-Pues si quieres cuando salgas puedes venir y cenamos juntos.

-No podré, estoy de papeles hasta arriba y saldré muy tarde.

-Bueno pues nada, te dejo que tengo que colocar todo esto y limpiar un poco que esto parece una pocilga.

-Oyes, ¿que pasó para que esta mañana te pusieses a llorar?

-Nada, esque me dió el bajón de siempre y tenía que desaogarme- mentí tan malamente como pude.

-Pues ya sabes que siempre estaré aquí.

-Por cierto-dije interrumpiéndolo-gracias por la cartita que me dejaste, no me la esperaba.

-Para la princesa de mis sueños todo lo que sea.

-Bueno te dejo que sino no me va a dar tiempo a hacer nada.

-Vale princesa, tequiero.

-Tequiero-dije a modo de despedida.

Me dispuse a colocar toda la ropa que había comprado en el armario cuando vi que la puerta de este seguía en el mismo lugar, la retiré hacia un lado y ví que toda mi ropa estaba descubierta como si de un escaparate se tratase, entonces se me vino a la cabeza una idea, pero tenía que salir de casa y me daba mucha pereza, asique decidí que quien quisiese ver cada uno de mis tesoros que disfrutase.

Con el movimiento de las perchas fuí redecubriendo prendas de las cuales ni me acordaba, quella sudadera que me había regalado Arturo por mi 20 cumpleaños y que no me sacaba de encima aparecía de la nada recordandome todo aquello relacionado con su coprador, hechaba de menos mi vida en el pueblo, era más tranquila y relajada, desde mi mudanza no me había dado tiempo ni a conocer a los vecinos, proseguí con mi búsqueda del tesoro y encontré una vieja camiseta de baloncesto que me había regalado un chico que parecía que no veía muy bien por donde andaba, estaba bien recordar aquellas juergas que nos montábamos en la cancha de baloncesto, me dí cuenta de que hacía mucho tiempo que no hacía ejercicio, quizás me apuntase a uno, sería un buen plan para conocer gente nueva del lugar. Después de un viaje en el baúl de los recuerdos decidí que era hora de volver ala tierra, asique me acosté en cama, nunca me fijara en lo grande que era,encendí mi portatil y mientras se cargaba colocaba bien las sábanas y mantas que la cubrían, inicié mi sesión en Facebook y en el hotmail , al abrirlo mi sorpresa fué ver un URGENTE en la bandeja de entrada, cliqué y una gran explanada de letras se dispuso ante mi y una foto llamó mi atención absorviendome de nuevo del planeta Tierra.

Una vida tatuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora