Capítulo 1

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Imágenes de tatuajes, nada, eran super raros y lo único que aparecen son chicas desnudas o que insinúan demasiado...el mundo del tatuaje es muy machista pero había un tatuaje que me encandiló, sería el tatuaje que marcaría mi nueva vida, la nueva etapa que comenzaría en cuanto Jorge llegase con las llaves que abrirían la puerta de la nueva etapa.

El muñequito verde del MSN comenzó a parpadear, era Arturo que me escribía un HOOLAA:).Mi mejor amiga Elena me había contado que le había afectado mucho mi marcha y que no paraba de preguntarle si estaba bien, decidí no contestarle, sería mejor que se olvidase de mi y que comenzase él también una nueva vida.

Decidí buscar revistas online de tatuajes, pero más de lo mismo, chicas enseñando carne.

Estaba comenzando a desesperarme cuando comenzó a sonar Smile de Avril Lavigne, era Mateo

-Daniella ya tengo las llaves, baja cuanto antes- dijo más animado de lo normal.

-Me pongo unos vaqueros y bajo

-Mmmm...no hace falta-dijo terminando con una gran carcajada.

-Serás imbécil-dije colgando.

Apagué el ordenador desenchufandolo de la pared sin cerrar ningún programa, sabía que lo estaba haciendo mal pero la situación era lo suficientemente importante como para hacerlo.

Abrí la puerta del armario del vestidor con la mala suerte de que esta calló estrepitosamente sobre la pared, en ese momento no pensé en lo que haría para tapar mi ropa ante la vista de cualquier invitado, simplemente cogí mis vaqueros preferidos con mis zapatos de tacón rosa fucsia y mi chaqueta de cuero que me había comprado nada más aterrizar, cogí las llaves en el frutero vacío que había en la entrada y cerré la puerta despacio ya que en el pasillo había un cartel en el que había escrito No hacer ruido, me dirigí a las escaleras ya que le tengo fobia a los ascensores, mi padre me había contado que una vez me quedé encerrada en un ascensor con mi abuela cuando era pequeña, siempre pensé que ese era el motivo...

Cuando llegué al primer piso ya escuchaba la voz de Mateo cantando una de esas canciones de Porta que tanto le gustaban.

-Pensaba que ibas a bajar sin vaqueros -dijo con cara de baboso

-¿Te crees muy gracioso no?

-No, ya sabes que así mejor,así te los saco yo...

-Cállate anda-dije dándole un pequeño golpe en el hombro. Sabía que él sentía algo por mi, era evidente, pero llevabamos demasiado tiempo siendo amigos como para estropear lo que tanto nos había llevado construir.

Me cogió de la cintura con un gesto cariñoso- ya sabes que es broma-me dijo al oído

-Bueno, ¿tienes lo que te pedí?

-Aquí está-dijo señalándome las relucientes llaves que tenía en la mano contraria.

-Perfecto-dije con cara de satisfacción

Comenzamos a caminar por la calle que llevaba al paraíso, por fin tendría mi propio estudio de tatuajes, después de todo había conseguido hacer mi sueño realidad.

Fué uno de los caminos mas largos de mi vida, estaba ansiosa por ver el resultado de todo lo que yo había soñado desde que era pequeña, entonces Mateo me agarró de la mano, era un gesto muy bonito por su parte, ya que sabía perfectamente que estaba demasiado nerviosa como para presenciar aquel gran proyecto sin un apoyo físico.

De repente se alzó ante mi una gran puerta de color azul celeste, justo como en aquel vago dibujo que había hecho cuando tenía tan solo 5 años, desde entonces ya sabía lo que quería ser de mayor y mi gran sueño estaba justo detrás de aquella puerta.

-Cierra los ojos-dijo Mateo colocando su mano en mis ojos-quiero que sea una sorpresa.

Yo acepté sin decir ni una sola palabra y avancé, tomé en mi mano el pomo de aquella puerta que sería tan especial, las mariposas no revoloteaban sino que daban saltos de alegría de esquina a esquina de mi estómago, la puerta cedió y yo avancé con ella, la mano de Mateo en mi cintura me frenaba para que fuese más despacio y disfrutase del momento, entonces lo sentí, el olor a pintura fresca inundaba aquella estancia, fue entonces cuando Mateo sacó su mano de mi campo de visión, yo veía todo borroso por tener los ojos cerrados fuertemente, pero los colores se diferenciaban perfectamente,después de frotarme los ojos con un gesto desesperado diferencié perfectamente que un azul celeste cubría la pared del fondo, la pared de la derecha estaba cubierta de un naranja que recordaba a los calurosos días de verano tumbada en la playa escuchando el vaivén de las olas, en la izquierda un verde pistacho que me recordaba a la pequeña habitación de la casa de campo que compartía con mi prima cuando pasábamos las vacaciones en el pueblo.

Dí un giro de 180º y vi aquello que deseaba ver, un grafiti cubría la pared delantera, hecho por los mejores grafiteros de la ciudad ,todavía podía verse en él el brillo del spray reluciendo en la pared, el suelo estaba tapizado con una llamativa moqueta rosa fucsia que hacia que la estancia estuviese llena de vitalidad, no había comparación entre aquello y el lugar de donde venía.

-Solo nos queda amueblarlo-dijo Mateo

-¿Te parece bien que esta tarde quedemos para ir al IKEA?-Dije con cara de niña buena

-Por supuesto que si-dijo con un brillo especial en los ojos.

Era un chico tan especial, cada vez que lo veía era como una ola de alegría que me inundaba desde la punta de los pies hasta el último pelo de mi larga cabellera morena. No entiendo que es lo que me pasaba con él, si amor, si amistad...era un sentimiento tan raro, y me gustaba tanto su sonrisa.

Una vida tatuadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora